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Desde unos kilómetros antes de llegar a la Mina El Limón, se observan policías que resguardan la zona y que la vez piden identificación a todas las personas que llegan al poblado, que en los últimos días se ha convertido en escenario de violencia.
Al adentrarse al pueblito, habitado en su mayoría por mineros, se observa una larga fila de antimotines. En ese pasillo conformado por hombres fuertemente armados y bien formados, se observan a unos metros, tres camionetas color blanco con placa de Managua, de la empresa minera B2Gold. Todas están volcadas y deterioradas por los enfrentamientos del pasado martes 06 de Octubre.
Al otro lado de la calle, se observaba una patrulla de la policía completamente destruida, al igual que un bus. Los vehículos fueron destruidos porque en ellos viajaban antimotines que llegaban a poner orden tras varios días de huelga.
“Nosotros en ningún momento hemos dado muerte al oficial de la Policía Nacional, lo que ocurrió es que él se ahogó con los mismos gases de las bombas lacrimógenas que ellos mismos nos tiraban, más bien nosotros ayudamos a algunos de ellos que casi se desmayaban…pero si no obtenemos ninguna respuesta por los representantes de la empresa minera B2Gold vamos a continuar, con la protesta hasta que haya una repuesta”, manifestaron algunos de los protestantes a Noticias ABC.
Los doce días de protesta han dejado pérdidas económicas tanto para empresa minera canadiense como para algunos dueños de negocios. Tal es el caso de doña Karolina Betanco, quien asegura que de una u otra manera la población vive de esa mina.
“Siempre que se dan estos conflictos uno como propietario de un negocio se ve afectado, por que las ventas bajan y ni como poder surtir el negocio con algunas cosas que hagan falta por que se paraliza el ingreso de vehículos con mercadería hasta el poblado”, sostuvo Betanco, propietaria de una pulpería
Hay ciudadanos que de sus propios recursos están apoyando con alimento a las personas que permanecen en la protesta exigiendo el reintegro laboral de tres sindicalistas.
Mientras que otra parte de la población, en su mayoría mujeres han tenido que dejar el pueblo en compañía de sus hijos menores de edad, para evitar tragedias.