Unas tres familias migrantes, actualmente se encuentran varadas en la ciudad de Ocotal, pues debido a las condiciones a las que se han enfrentado en su travesía hacia su destino final, que es Estados Unidos, están cansados, enfermos y prácticamente sin dinero.
Gregori José Pettit, de 26 años, su esposa Mariarquis Raquel Valle, de 25, y su pequeño hijo Ian Luka, de 2 años, salieron hace hace aproximadamente un mes y medio de su país natal Venezuela.
"Estamos ahorita necesitando el apoyo de la comunidad para poder seguir avanzando y en el nombre de Dios lograr nuestro objetivo. Lastimosamente hay unos que se aprovechan y quedamos sin recursos", relató Gregori José Pettit.
Mariarquis Raquel, manifestó que salir de su país no ha sido fácil, sin embargo, la situación económica que viven les ha obligado a tomar la difícil decisión.
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"Si pueden brindar el apoyo a cualquier migrante que venga por favor háganlo, yo hablo desde mi punto de vista, no todos los venezolanos somos buenos, ni todos somos malos. No es fácil, no venimos a molestar, no venimos a hacerle un mal a nadie, esto es muy duro", narró Mariarquis Raquel Valle.
La venezolana también dijo que "nos hemos separado de nuestra familia por obligación, nos cuesta mucho y nos duele mucho, pero lo hacemos también por ellos para que tengan una mejora calidad de vida en Venezuela porque es muy duro vivir allá. Anteriormente, nosotros hemos emigrado también a Colombia, pero la economía también se ha puesto dura. Acá a Nicaragua venimos de paso".
"Ahorita los niños están con una alergia y otras enfermedades, nosotros estamos mal del estómago pero salimos a vender dulces para poder solventar algunos de los gastos que tenemos. Gracias a Dios, acá en el albergue (de la iglesia católica) nos han cobijado mucho, nos han brindado alimentos y lo demás", agregó Mariarquis Raquel Valle.
La Selva del Darien, entre Panamá y Colombia, así como una zona fronteriza de Costa Rica, fueron algunos de los puntos donde los migrantes fueron víctimas de la delincuencia.
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"En esa selva se vivieron muchas cosas; muertes, personas que quedaron discapacitadas de esa travesía, muchas personas se perdieron, familias ya no llegaron juntas. La montaña de la bandera, la montaña de la muerte, eso también fue muy duro. En Costa Rica antes de llegar al Pájaro Negro hay un punto migratorio donde no son correctos en lo que están haciendo, abusan de las circunstancias de las personas y ahí nos tocó que nos quitaran la plata", Gregori José Pettit.
"También ha sido duro ver sufrir a mi hijo, tener que correr por las noches, hubo un momento en que ahí por Pájaro Negro las mismas personas que trabajan ahí nos dijeron que entráramos por detrás y que no iba a pasar nada, iban como 15 niños, y las mismas personas que trabajan ahí soltaron unos perros, mi niño gritaba, salió arañado, con sangre; mi sobrina se perdió y la encontramos hasta horas después. Las mismas personas somos unos monstruos", lamentó Mariarquis Raquel Valle.
Los venezolanos, quienes llegaron en compañía de otros migrantes, entre ellos unos 5 menores y varios adultos, se encuentran en el albergue Monseñor Madrigal, perteneciente a la parroquia Nuestra Señora de la Asunción, de la ciudad de Ocotal.
Si usted quiere ayudar a los migrantes, puede dirigirse escribir al número telefónico +505 5880-2392.
