Estelí, 11 de Julio de 2018 | Es como si Nicaragua volviera a vivir una parte de su más cruda historia, de muerte de terror y persecución, según relatos de muchas personas.
Revisando viejos periódicos de hace 40 años, se pueden leer en el diario Novedades, que era el órgano oficial de la dictadura de Somoza, el lunes 14 de agosto de 1978 el subtítulo "Nada ni nadie va a violentar la Constitución".
"Ni Somoza ni el partido se van del poder" acompañado de una imagen de Somoza frente a una multitud de simpatizantes.
La Prensa del 8 de julio de 1979, con un titular en letras muy grandes dice "Masacre en Jinotepe" y la información se refería al asesinato en manos de la guardia de Somoza de cuatro estudiantes.
Pero igual el diario La Prensa destacaba entre sus titulares de 1979 que la iglesia católica estaba bajo ataque, refiriéndose a los epítetos en contra del arzobispo Miguel Obando y Bravo y contra otros sacerdotes. En ese entonces, el diario oficial de Somoza Novedades publicaba imágenes y acusaba a algunas iglesias católicas de tener arsenal de armas.
Pareciera que es repetir un guión con algunas variaciones que dan mayor gravedad en estos días. La maestra y escritora de Estelí Magdalena Úbeda considera que se debe a que las dictaduras tienen un mismo comportamiento y por eso parece que la historia se repite.
"Todas las dictaduras son idénticas aquí, en Europa, África, Asia. Son asesinas, represivas, sin respeto a la propiedad privada, sin respeto a la persona humana, sin respeto a las jerarquías eclesiásticas", comentó Úbeda.
El mayor de los Somoza, durante un tiempo coqueteó con la iglesia católica, pero hubo un momento en que sí se lanzó contra ella, nunca de manera personal que apaleara a los curas o a obispos, pero si perseguía a la iglesia, según relata Úbeda, quien agrega que sacó personalidades de la iglesia católica, "las expulsó del país".
Anastasio Somoza Debayle acusó a la iglesia que tenía armas y que instaban al pueblo a ponerse contra él, y la función de la iglesia ha sido siempre preservar los intereses de las mayorías.
Desde hace varias semanas en Nicaragua se ha desencadenado una campaña de desprestigio en contra de los representantes de la iglesia católica, incluidos sacerdotes y obispos, a quienes simpatizantes sandinistas y medios de comunicación afines al gobierno han señalado de "golpistas", "asesinos" y "delincuentes".
El ataque más reciente se dio el lunes 09 de julio, cuando los obispos acompañados por el Nuncio Apostólico de Nicaragua llegaran a Diriamba, Carazo, para intentar mediar ante la ola de violencia registrada en ese y otros municipios del departamento.
A su llegada, fueron recibidos por simpatizantes del gobierno y encapuchados, quienes los llamaron "asesinos", "golpistas" y "delincuentes", después de las agresiones verbales, los agredieron físicamente con empujones y rasguños. Monseñor Silvio Báez y Monseñor Miguel Mantica, de la Arquidiócesis de Managua junto al padre Edwin Román de Masaya, fueron algunos de los religiosos que resultaron con heridas leves en sus brazos.
Muchos expertos consideraron esto como un acto "gravísimo", debido a que entre los agredidos se encontraba Monseñor Waldemar Stanislaw, representante del Vaticano en Nicaragua.