Hasta Laureano Dávila mira desconsolado la mole de cenizas, lodo y lava que antes fue su casa. El Rodeo, una comunidad pobre en las faldas del Volcán de Fuego en Guatemala, quedó enterrada casi en su totalidad el pasado domingo, cuando la mayor erupción registrada en el país desde 1974 barrió toda señal de vida a su paso.
"Nadie se esperaba esto. Cuando vimos correr la lava por aquí cerca salimos como pudimos. Pero mi hermana, mi sobrina, sus hijos y sus maridos se quedaron allí", cuenta a BBC Mundo.
Parte de la comunidad logró huir. Pero otra parte quedó atrapada bajo la masa amorfa de piedra hirviente y barro.
Al menos 99 personas murieron según las cifras dadas a conocer este miércoles por el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) y unas 200 permanecen desaparecidas, aunque las cifras definitivas siguen siendo inciertas.
El número real de muertos se desconoce. Las tareas de rescate continúan y nadie sabe con seguridad cuántas personas se tragó la lava.
"Yo lo que me pregunto es por qué no tomaron medidas con nosotros, por qué si se sabía que algo así podía pasar no nos advirtieron antes", dice Dávila.
Como él, muchos se preguntan desde la tragedia del domingo si había alguna forma de, al menos, reducir la magnitud de lo que sucedió.
"Cuando nos alertaron ya era muy tarde, ya no podíamos hacer nada más que huir. Y lo perdimos todo, sobre todo la familia que es algo que no se puede recuperar. Yo estoy con el corazón roto", confiesa el sobreviviente.
Pero ¿cómo funcionan los mecanismos de preparación y evacuación ante este tipo de desastres naturales en Guatemala?
La mayor erupción en décadas
El vulcanólogo Gustavo Chigna, del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología de Guatemala (INSIVUMEH) explica a BBC Mundo que si bien se puede pronosticar cuándo ocurrirá una erupción, varios factores confluyeron para que la del domingo alcanzara dimensiones no vistas en décadas.
"Lo que no podemos predecir es la magnitud que va a tener. Entonces el Volcán de Fuego es tradicionalmente muy activo. En los últimos años ha tenido 15, 16 y 17 erupciones por año, por lo que, de alguna forma, las personas que viven en las cercanías están acostumbradas a que se registre esta actividad", afirma.
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De ahí que muchos no hayan huido hasta último minuto.
"También está el hecho de que esta ha sido la mayor erupción desde 1974 y no hay registros históricos de flujos piroclásticos mayores que los que hemos visto en esta ocasión", explica Chigna.
Y es que uno de los mayores peligros, además de la lava mezclada con lodo que se tragó los pueblos de las inmediaciones, fueron estas columnas explosivas de polvo volcánico, que lo cubrieron todo como una costra tóxica.
Pero más allá de estas peculiaridades, el experto sostiene que los equipos de monitoreo desde el observatorio que vigila el volcán alertaron desde las 6.00 am del domingo que una erupción estaba por ocurrir.
Entonces, ¿por qué no se evacuaron a tiempo las comunidades que se sabía que estaban en riesgo?
"Lo cierto es que fue una erupción atípica y los mecanismos que existen para evacuar estas comunidades no son lo suficientemente eficientes", asegura Chigna.
Un mecanismo "poco eficiente".
David de León, vocero de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (CONRED), la institución del gobierno de Guatemala encargada de prevenir y responder ante estas contingencias, explica a BBC Mundo que tras recibir la notificación sobre la posibilidad de erupción decidieron decretar solo la misma alerta que utilizan durante las lluvias.
"En los informes que recibíamos del INSIVUMEH nos decían que se valorara la alerta que nosotros consideráramos. Lo que consideramos y lo que teníamos en ese momento era una alerta amarilla, porque abarca ese monitoreo en general y era ese el requerimiento", afirma.
No obstante, de acuerdo con de León, las responsabilidades de la CONRED en las labores de evacuación ante este tipo de desastres también son limitadas.
"Son las propias comunidades las que activan sus planes y sus procedimientos de evacuación y salen hacia las rutas, que ya ellos conocen por los simulacros que se hacen que son las que deben tomar", explica.
El procedimiento de esta institución del gobierno consiste, según el vocero, en "comunicarse con los líderes comunitarios y seguir atentos a la evolución de las condiciones del volcán y los planes de respuesta que ellos tienen".
"Lo que creo que pasó es que como la actividad era similar con explosiones que se han dado en ocasiones anteriores, consideraron que no era necesario realizar labores de evacuación", añade.
Sin embargo, Alex Guerra, experto en riesgo de desastres climáticos en zonas de montaña en Guatemala, explica a BBC Mundo que la forma en que está planteado este mecanismo hace que sea "poco eficiente", como se demostró en la erupción del domingo.
"Se trata de un caso de debilidad institucional. CONRED tiene muy poco personal y presentan muchas limitaciones para poder cumplir las tareas que tienen a su cargo", sostiene el especialista, graduado de la Universidad de Oxford.
De acuerdo con Guerra, ante esta situación, la alternativa de esa agencia ha sido la capacitación de coordinadores locales en las comunidades, que realizan sus tareas de forma voluntaria y a veces con escaso entrenamiento.
"CONRED ha hecho en gran esfuerzo en su debilidad, pero la forma en la que puede operar con sus limitaciones lleva a que comunidades pequeñas no tengan un plan de evacuación", sostiene.
El también director del Instituto Privado de Investigaciones sobre Cambio Climático en Guatemala asegura que esto conduce a que muchas poblaciones de esta nación se encuentren en situaciones de riesgo ante diferentes tipos de desastres naturales.
Pero considera que detrás de lo que ocurrió el domingo hay también otra causa mayor.
Fuente: BBC Mundo