Durante el programa Conclusiones de CNN La noche de este viernes, Monseñor Silvio José Báez, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, estuvo como invitado para hablar sobre el diálogo nacional en Nicaragua y manifestó "La realización de este diálogo nacional en Nicaragua no es que esté confuso, lo que sucede es que no ha sido fácil poderlo realizar, ha sido una situación que a todos nos ha agarrado desprevenidos. La logística, la preparación de los distintos sectores de la sociedad, el ponernos de acuerdo en los objetivos y en los métodos nos está llevando tiempo pero la Conferencia Episcopal de Nicaragua ha aceptado el reto aún sabiendo que es un riesgo muy grande por el bien común de la sociedad en el país".
Monseñor Silvio Báez señaló que "Hay muchas formas de preparar el diálogo, la logística, tema, objetivos, pero hay una preparación que considero fundamental y es la preparación interior de las personas que de verdad quieran dialogar. Es importante la preparación previa al diálogo purificando el corazón, no se trata de avasallar a las personas, no podemos estarnos preparándonos al diálogo con el corazón no purificado; estamos buscando no es, como dice el Papa Francisco, una paz efímera para unos pocos que no están dispuestos a perder sus privilegios".
El obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua enfatizó en que todo discurso autoritario, agresivo, ofensivo, que impide, que no crea armonía realmente obstaculiza el diálogo. "Mientras a los jóvenes estudiante que despertaron la consciencia crítica en Nicaragua y han expuesto sus vidas de una manera heroica, se les sigue llamando grupos vandálicos, grupos desestabilizadores del orden, con otros calificativos que se les han dado como: vampiros, chupadores de sangre. De esa manera no se puede tener un ambiente propicio para el diálogo, hay que pacificar el corazón, ir con agenda productiva, lo esencial en el diálogo no es afrontar a las personas sino resolver los problemas y en esto es que el gobierno debería colaborar un poco más".
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Fernando del Rincón comparó la situación de Nicaragua con Venezuela, por las similitudes de los gobiernos y si dialogar puede ser un riesgo, Monseñor respondió que "el diálogo nacional en Nicaragua es un riesgo porque nuestro país no está acostumbrado a dialogar y hay una sociedad que ha estado por más de diez años callada, reprimida, irrespetada en sus derechos humanos y en sus libertades fundamentales. Es un riesgo, una estrategia de gobierno para fortalecerse en un momento de gran debilidad y de falta de credibilidad pública".
Además enfatizó que Nicaragua tiene una diferencia grande con Venezuela. "Nosotros ya conocemos lo que es una dictadura y el derrocamiento de una dictadura en el caso de Somoza, conocemos también una dictadura en los años 80s de parte del Frente Sandinista y conocemos el dolor y la irracionalidad de una guerra violenta, lo cual hace pensar que este diálogo nacional es como la última carta que pone este pueblo, por eso es que la Iglesia ha aceptado, es un riesgo ciertamente pero la Conferencia Episcopal lo ha aceptado en nombre de Jesucristo, con una gran fe en el Señor y en el pueblo de que si no corremos el riesgo en este diálogo se pueden abrir horizontes de violencia que nadie desearía".
Al consultar del manejo de la situación de parte de la Iglesia ante las exigencias de todos los sectores al gobierno, Monseñor dijo que "Hay que revisar el sistema político de Nicaragua desde su raíz, para lograr una auténtica democracia y en esto coinciden todos los demás sectores pero lo importante de este diálogo es que nadie llegue a boicotear este objetivo, no nos podemos perder en temas sectoriales, temas gremiales, temas que son importantes pero que son secundarios; el tema fundamental es cómo sacar a Nicaragua de una degradación absoluta de la democracia en los últimos años y el requisito previo que la sociedad está exigiendo es el esclarecimiento del terrible genocidio que se produjo en días pasados contra jóvenes que protestaban pacíficamente con la población civil desarmada".
Por lo anterior, el obispo auxiliar expresó que "para esto exigimos que venga una comisión de la verdad, neutral, con autoridad moral, internacional, a poder hacer una investigación para esclarecer a los responsables y llevarlos ante la justicia. Esperamos que esto sea el punto de partida del diálogo, los obispos hemos dicho un mes de plazo, si vemos que no se está consiguiendo el objetivo y no se están dando los requisitos, los obispos nos retiramos, no vamos a prestarnos a un juego, lo he dicho claramente: no más arreglos de cúpula, no más pactos debajo de la mesa, el pueblo estará informado y el objetivo que ha puesto la Iglesia es ese, alcanzar la democratización en Nicaragua, es el punto focal, es el problema determinante en este momento en el país".
