La Navidad y el Año Nuevo suelen ser fechas de unión familiar y tradiciones. Sin embargo, para muchos nicaragüenses que se encuentran fuera del país, estas celebraciones vienen acompañadas de nostalgia, tristeza y recuerdos del hogar.
Josué González, quien actualmente reside en los Estados Unidos y es originario de Estelí, expresó que lo que más extraña durante estas fechas es la gastronomía nicaragüense y compartir con sus seres queridos.
Josué señaló que estas festividades son especiales porque en Nicaragua se viven en familia y con las personas que se aman. Agregó que, para sobrellevar la distancia, suele reunirse con amigos y familiares que también son nicaragüenses, con el objetivo de mantener vivas las tradiciones.
Por su parte, María Fernanda Berríos, también esteliana, manifestó que emocionalmente las fechas de fin de año son difíciles, pero trata de mantener vivas las costumbres. Su mensaje para quienes se encuentran fuera del país es no olvidar que están lejos por una meta, y que al final el sacrificio valdrá la pena cuando regresen a su hogar y se reencuentren con sus familias.
Asimismo, Henry Báez comentó que lo que más extraña es la forma en que se celebran estas fechas en Nicaragua, destacando la “vibra latina” que caracteriza a las festividades, algo que considera muy diferente a como se vive en el extranjero. Indicó que la ausencia de su familia completa genera una profunda nostalgia, ya que diciembre siempre ha sido un mes de reencuentros y convivencia con sus seres queridos.
Desde el ámbito profesional, la psicóloga Xiomara Rugama explicó que estas fechas reactivan la llamada “memoria afectiva”, ya que la Navidad funciona como un estímulo que conecta a las personas con experiencias pasadas, figuras significativas y rituales familiares.
La especialista señaló que esto puede provocar nostalgia, tristeza y ansiedad. Enfatizó que sentirse triste durante estas fechas no es una debilidad personal, sino una respuesta humana ante las circunstancias.
Recomendó validar las emociones, permitirse vivir la Navidad y el fin de año de una manera diferente, mantener rituales significativos, compartir con personas cercanas o con la comunidad, evitar el aislamiento y, para quienes son espirituales, acercarse a Dios como fuente de fortaleza emocional.