Trompo, cebollita, landa o libre son palabras que traen recuerdos de infancia para muchos. Estos juegos, que alguna vez formaron parte esencial de esa etapa, hoy enfrentan el riesgo de desaparecer. No solo se habla de la pérdida de entretenimiento tradicional, sino de una amenaza al desarrollo emocional y social de la niñez.
Noticias ABC recabó distintos testimonios que han llegado a una sola conclusión: la desaparición del juego tradicional también es la pérdida de rituales esenciales para el desarrollo humano.
Doña Fátima Obando, granadina de 65 años, recordó con nostalgia cómo los juegos fortalecieron el lazo entre sus hermanos y amigos, pero lamentó que hoy una distancia se impone debido a los dispositivos digitales.
“Ya no es igual, ahora la tecnología ha hecho un cambio radical. La tecnología es maravillosa, pero nos ha aislado, ya no hay comunión entre todos. Cada quien está en su mundo”, expresó.
Por otro lado, algunas voces más jóvenes no se alejan de esta opinión. Dalizza Zúñiga, una joven capitalina de 23 años, afirmó que antes los juegos estimulaban la imaginación y formaban parte de un ritual esencial. Según su experiencia, se ha perdido una parte importante de la socialización infantil.
“Aunque aún hay valor en eso, se ha perdido. Era parte de una rutina, salías con tus amigos y así formabas amistades, a veces para toda la vida”, comentó Zúñiga.
Mario Rubio, un segoviano de 23 años también, concordó en que los juegos tradicionales eran una fuente de emociones auténticas y parte de estos rituales esenciales.
“Parte de la brecha de los juegos de hoy y antes es por la conectividad. Antes se sentía que era un ritual: llegabas y esperabas, tenías emoción por reunirte con esas personas. Hoy por hoy eso se esfuma”, explicó Rubio.
Ambos jóvenes están de acuerdo en que recuperar los juegos tradicionales no solo es nostalgia, sino una herencia cultural que desearían transmitir a nuevas generaciones, pues es una forma de fortalecer lazos familiares.
La UNESCO afirma que los rituales son parte del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad y su transmisión intergeneracional es clave para conservar la diversidad cultural.
Según el psicólogo Engels Castellanos, con experiencia en educación infantil, el juego es un hito en el desarrollo infantil. “Un niño que juega es un niño motivado y abierto a aprender”, afirmó.
Resaltó que los juegos tradicionales permiten desarrollar la creatividad, la empatía y la comunicación y la pérdida de estos significaría la pérdida de habilidades importantes en los niños: “Se pierde el desarrollo de habilidades sociales, de comunicación. Niños sin estas pueden presentar dificultades como adolescentes e incluso como adultos”, finalizó.