"Tamales, tamales rellenos", se oye en las calles, es la voz de Álvaro Eliud Tercero Morán, de 26 años de edad, un joven que entre la nueva realidad de la pandemia del nuevo coronavirus recorre en una bicicleta las calles solitarias y silenciosas de San Isidro, municipio de Matagalpa, al norte de Nicaragua, para vender tamales y todo lo que pueda cargar en su medio de transporte para alcanzar su sueño: convertirse en maestro.
"Quería ser maestro, entonces accedí a una universidad privada donde tenía que pagar las mensualidades, así que dije 'yo tengo que luchar por mis sueños, no me voy a dejar vencer, no voy a permitir quedarme estancado', y comenzó la idea de salir a vender a las calles fresco de cacao, nacatamales, tamalito, leche agria, aguacate, lo que sea, y comencé a vender", relata Álvaro.
Su carisma y entrega hacen de Lucho un joven que inspira. Foto: Famnuel Úbeda/Radio ABC Stereo Este joven no ha recibido ningún curso de mercadeo y ventas pero es todo un experto en hacer negocios desde la calle y las redes sociales, pues más tarda en salir de casa que en tener clientes a su paso. "Aunque no crea, he llorado en esa bicicleta pero hay veces cuando siento que quiero tirar la calle recuerdo que tengo un sueño que alcanzar, una meta porque luchar, y ahí es donde ha nacido Lucho", cuenta.
Álvaro Eliuth o "Lucho", como le llaman en su pueblo, asegura que ser tamalero es algo que lo llena de orgullo, pero también de esperanza, ya que con sus ganancias paga las tutorías en línea que recibe de la universidad. "Ya llevo dos tutorías, me hace falta poquito para poder terminar…pronto voy a poder tener este sueño realidad, cada tutoría me cuesta 75 dólares y me digo Señor, ayúdame a no vencer, a cumplir mi sueño, y es que en estos tiempos es duro porque hay momentos en que la gente no te quiere comprar", manifiesta este joven nicaragüense.
Ser maestro es su mayor anhelo y pronto se hará realidad. Foto: Famnuel Úbeda/Radio ABC Stereo Lucho está dispuesto a influir positivamente con su testimonio en la vida de otros jóvenes para enseñarles que las dificultades pueden significar grandes oportunidad. Él es un hombre popular y solidario que transmite fe, amor y esperanza desde un programa que produce y transmite desde Facebook antes de salir a vender sus tamales, con los que ha logrado conquistar el paladar de muchos comensales.
Álvaro Eliud dice que el cielo ni siquiera es el límite y en un futuro anhela estar en un aula de clases rodeado de niños y adolescentes, para compartir el pan de la enseñanza.
