Con apenas 10 y 12 años, dos hermanos ya dominan la trompeta como veteranos, talento que los ha llevado a pertenecer al mariachi juvenil de Estelí, donde comparten escenario con su padre, también músico, quien no solo los acompaña con su instrumento, sino con un respaldo incondicional.
Juntos, padre e hijos, demuestran que el talento y la pasión no están limitados por la edad.
En una ciudad como Estelí, donde la música forma parte del pulso cotidiano, ver a dos niños vestidos con trajes de mariachi y tocando con destreza la trompeta sorprende a más de una persona.
Se llaman Ángel y Leyvin, quienes cada tarde después de hacer sus tareas escolares afinan sus trompetas para ensayar junto a su padre.
“Yo veía a mi papá cuando trabajaba y me empecé a interesar en la trompeta. En la mañana vamos a clases, luego estudio la música”, compartió Ángel.
Por su parte, Leyvin Carrasco Gonzales, de 10 años de edad, mencionó que lleva dos años de tocar la trompeta y a su corta edad su mayor satisfacción es que las personas queden satisfechas con la presentación musical.
“La trompeta la llevo tocando dos años. Mi interés despertó cuando escuchaba el instrumento. Espero seguir adelante y nunca detenerme”, añadió Leyvin.
Leyvin Antonio Carrasco Talavera, padre de los dos niños, es músico desde los 19 años, por lo que les enseñó a sus hijos a tocar la trompeta, y nunca se imaginó que sentirían gran atracción por la música. Hoy en día, se siente orgulloso de que ellos estén siguiendo sus pasos.
“Hasta para mí fue sorpresa. Hoy por hoy es un orgullo que ambos sigan estos pasos. Mi consejo es que si tienen un hijo talentoso, apoyenlo”, declaró el padre de los niños músicos.
En cada nota que sale de sus trompetas, estos dos pequeños no solo aprenden música, sino también el valor de la tradición, el esfuerzo y el amor familiar. Junto a su padre hacen del mariachi una expresión musical y un fuerte vínculo de talento, dedicación y amor.