El 7 de diciembre, es el gran día cuando culmina la novena en honor a la Inmaculada Concepción de María, Patrona de Nicaragua. Son días muy recordados y vividos por generaciones de nicaragüenses que los consideran entre los más felices de la época decembrina.
En 1857 los frailes franciscanos de la ciudad de León institucionalizaron la celebración de la tradicional Gritería como una forma de celebración popular de la fiesta de la Inmaculada Concepción.
El Papa Pío IX declaró en 1854 como verdad de Fe creída por los cristianos desde sus orígenes, que María fue concebida sin el pecado original por los méritos de su hijo Jesucristo, y su Inmaculada Concepción debía celebrarse cada 8 de diciembre.
Los Franciscano comenzaron a popularizar los rezos de la novena en León donde también repartían la tradicional gorra.
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El 7 de diciembre, devotos recorren las calles en grupo y visitan diferentes altares erigidos por los promesante en honor a la Virgen María, en templos y casas particulares, donde realizan rezos, entonan los tradicionales cantos de la Purísima y queman pólvora a la vez que gritan "¿Quién causa tanta alegría?" "¡La Concepción de María!".
Después de esto, los dueños del altar comparten con los devotos, los brindis que pueden ser naranjas, caña, limón, gofio, nacatamal o cualquier otro alimento, juguetes y utensilios.
La celebración es más popular en ciudades como León donde tiene su origen, al igual en Managua y Granada, pero muchas familias también celebran la Purísima en otros departamentos, aunque no es tan común que la griten de forma generalizada como en esas otras ciudades.
En Managua y otros departamentos como en León, queman pólvora a las 6 de la tarde y 12 de la noche del 7 de diciembre como si estuvieran despidiendo el año, pero esta vez en expresión de alegría por la Inmaculada Concepción de María.
