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El amor incondicional de una madre

Le tocó salir del país, cruzar ríos y montañas, vivir en una casa sin puertas, vender pan y cajetas, todo por amor a sus hijos. Doña Petronila González sabe que el dinero no lo es todo y con sacrificios logró que todos sus hijos se convirtieran en profesionales de bien.

Doña Petronila González es mamá de siete hijos. Foto: Cortesía/Radio ABC Stereo
Doña Petronila González es mamá de siete hijos. Foto: Cortesía/Radio ABC Stereo

Periodista José Enrique Ortega
30-Mayo-2021
Nueva Segovia-Nicaragua

Doña Petronila González Sobalvarro tiene 66 años de edad, actualmente habita en la ciudad de Ocotal, en el departamento de Nueva Segovia, es madre de siete maravillosos hijos: cinco varones y dos mujeres. Su etapa como progenitora no fue nada fácil, pues le tocó vivir en Honduras tras un exilio forzado, en la época de los años ochenta.

Tuvo que caminar días y noches enteras, hasta llegar a un refugio de las Naciones Unidas en el país vecino, pues la protección de la vida es lo más importante, relata doña Petronila.

"Era difícil porque era tiempo de invierno, antes llovía en junio, era fuerte el invierno, nos tocó caminar río arriba, por montañas, cerros que subíamos y bajábamos con mis hijos pequeños, tuvimos que buscar refugio", relata esta mamá.

Todo sacrificio ha valido la pena, asegura está mamá segoviana. Foto: Cortesía/Radio ABC Stereo

Después de salir de Nicaragua con varios de sus hijos, doña Petronila se asentó en Honduras, sin embargo, todavía recuerda la nostalgia que sentía al escuchar el Himno Nacional de Nicaragua.

"Fuera del país uno extraña a su gente, hasta el Himno Nacional se escucha distinto cuando uno está en otro país, donde estuvimos refugiados crearon una escuela que se llamaba Las Américas, siempre ponían los dos himnos, el de Honduras y el de Nicaragua", confiesa doña Petronila.

Tras pasar siete largos años en el país vecino, a mediados de los años noventa, doña Petronila regresó a Nicaragua, dejando todas sus pertenencias pero con la fe de ver crecer en un ambiente de paz y alegría a sus hijos, sin embargo, al llegar a Ocotal se enfrentó a otra dura realidad.

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"Una hermana me ofreció una casita que la estaban haciendo, no tenía puertas, ni agua, ni letrina, ella me la puso a lo orden y yo con gusto la acepté, con la sombra suficiente, con un lugar donde mis hijos pudieran dormir sin mojarse, eso era suficiente, así estuvimos tres meses en la casita, fue difícil pero gracias a Dios ahí empecé", comparte esta mamá. 

Desde vender por más de diez años pan y casi cuatro años cajetas, doña Petronila relata que fueron parte de los trabajos que le ayudaron a sacar adelante a todos sus hijos, quienes hoy son profesionales: unos abogados, otros médicos, ingenieros, cineasta e incluso empresarios televisivos en la ciudad de Ocotal.

A doña Petronila González, pese a todas las carecías, hoy la vida le ha regalado la satisfacción de ver crecer profesionalmente a sus hijos, por lo que con mucho cariño sostiene que ellos son el tesoro más grande que Dios le ha regalado, "son lo más valioso que Dios me ha dado, espero ellos también sean los mejores padres y madres que puedan ser".



Con la colaboración de: Marvin Gadea

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