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La vida de un mariachi en Estelí

¿Algún vez ha pedido o recibido una serenata? Seguro el grupo de mariachis fue contratado cerca de Casa Pellas Estelí. Pero un mariachi no siempre recibe su pago y se expone a sufrir cualquier accidente.


Periodista Famnuel Úbeda
19-Septiembre-2019
Estelí-Nicaragua
Cuando son las 7 de la noche y el sol ya se ha ocultado, el tráfico vehicular comienza a disminuir y poco a poco una de las calles próximas al antiguo centro de salud Leonel Rugama, frente a Casa Pellas, sobre la carretera panamericana de la ciudad de Estelí, se comienzan a llenar de hombres vestidos de mariachis, sombrero y charro.

Mientras cargan el acordeón, violines, guitarrones, trompetas y calientan su voz, esperan que alguien llegue a contratar sus servicios para entonar canciones de Pedro Infante, Vicente Fernández, Pedro Fernández, entre otros que no pueden faltar en celebraciones y serenatas, para terminar con el Son de la Negra, en señal que ya es tiempo de bailar y pagar por su presentación.

El mariachi es un símbolo de México y a pesar que se originaron en Jalisco, se puede disfrutar de su música en diferentes países, donde Nicaragua y específicamente Estelí tiene unos 10 grupos que esperan por un toque para llevar el pan de cada día a sus casas.

Don José María Moreno es uno de los músicos e intérpretes que lleva más tiempo cantando en la calle, bares y restaurantes, ya que se inició en 1970 en un trío musical, cantando toda la noche por 35 córdobas y un trago, que según él afinaba su garganta.

Descripción

Mariachi Caporal de Estelí. Foto: Cortesía
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"Recuerdo que tocábamos una noche por 35 córdobas, en los 70 cuando éramos un trío nosotros animábamos las fiestas. De trío pasamos a un cuarteto, pero no pasábamos aquí porque la ciudad era diferente", recuerda don José María.

Este hombre ha cantado por más de 40 años y a pesar de llevar alegría, se ha expuesto a accidentes de tránsito por trabajar a orillas de la carretera panamericana, pero también ante clientes irrespetuosos que solicitan una serenata y se van sin pagar.

"Ahora nos mantenemos en este sector pero estamos expuestos a peligros, quizás recuerdan que un compañero que se llama Aristides Rodríguez fue atropellado por un vehículo que por no chocar con un taxi, se encaramó en el andén donde Aristides estaba ensayando. También un chavalito que empezaba a salir con su trompetita aprendiendo, fue levantado por una camioneta y está vivo de milagro", detalló don José María.

Los días y ganancias no siempre son iguales, manifiestan otros músicos que trabajan a la par de don José María. "Aquí es peligroso, pasan los vagos, ya nos han tirado piedras. Eso sí, aquí todos somos compañeros y no competimos, cada quien tiene su clientela", manifestó otro mariachi.

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