REGIONAL / Martha Celia Hernández
La zona de la industria de las roquillas en el departamento de Madriz es la comunidad La Esperanza, ubicada en el municipio de Yalagüina, donde hace unas tres semanas se ha quedado sin agua potable.
Este es el segundo año consecutivo que la reserva de agua bajó hasta su mínimo nivel y al recorrer parte del caserío ubicado sobre la carretera panamericana, se observan los barriles en las puertas de la casas, esperando que la cisterna que dispone el ejército de Nicaragua, les llegue a abastecer.
Unas 1,200 personas dependen del pozo que abastece a las comunidades de la Esperanza y Arado Quemado, ubicada a 10 kilómetros al sur de Somoto, donde también padecen de sed.
El agua llega en cisterna cada dos días de manera racionada y según los pobladores, hay otro pozo, pero les han dicho que el agua no es apta para el consumo humano.
“El pozo se secó y ahora el agua está racionada porque no hay donde abastecerse, tenemos que halar agua” dijo Freddy Cruz habitantes de la comunidad Arado Quemado.
“A veces horneamos y cuando no hay agua no horneamos, al principio el proyecto del pozo fue un éxito pero a medida que avanzó el tiempo el pozo se secó, construyeron otro pozo pero no era apta para el consumo” sostuvieron algunas pobladoras de La Esperanza.
Según el concejal sandinista en Yalagüina y líder comunitario Juan José Olivas, las consecuencias del desabastecimiento de agua se debe al despale indiscriminado que hay en la zona.
De la poca reserva boscosa que existe en ese lugar, se extrae gran cantidad de leña para alimentar los hornos de unos 30 talleres de rosquillas.
Olivas explicó que la alcaldía, trata de resolver el problema del agua, echando a andar otro pozo que se construyó.