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La voz de los sueños: Ulises Arróliga y su estación imaginaria

Del noble corazón y gran empeño de Ulises Arróliga nació la radio "Eco". Desde una cabina improvisada y con ayuda de sus parlantes, es la muestra de que no hay sueños imposibles.

Ulises Arróliga, un radialista apasionado en Estelí.     Foto: Famnuel Úbeda / Radio ABC Stereo
Ulises Arróliga, un radialista apasionado en Estelí. Foto: Famnuel Úbeda / Radio ABC Stereo

Periodista Famnuel Úbeda
4-Mayo-2025
Estelí-Nicaragua

En el caserío de la comunidad Las Quiatillas, ubicada  al este de la ciudad de Estelí, suena una voz que no necesita antenas ni frecuencia modulada para hacerse escuchar. 

Es la voz de Ulises Arróliga, un hombre de 49 años que, aunque solo cursó sexto grado de primaria, ha sabido disfrutar de una pasión que no entiende de límites: la radio.

"En el tiempo en que salieron los equipos de casete, yo me fui al Filemón Rivera y ahí estaba un muchacho que se llamaba Venancio Rocha. Entonces, le compré un equipo valorado en 500 córdobas. Me probé la voz y decía, ¡qué bonita voz! Me gusta esto. Después el equipo me lo traje a la casa e hice un primer programa que se llamó 'Cumbias Chinameras'", relata Arróliga.

Desde niño, esta radiodifusor apasionado quedó impactado  por ese mundo de voces lejanas, música compartida y noticias.

No tenía estudios avanzados ni recursos técnicos, pero sí una convicción que no conoce interferencias. Pues se  convirtió en locutor, controlista, productor, en editor... y en soñador.

Para financiar su amor por la radio imaginaria, se dedicó al oficio de carretonero. Bajo el sol y sobre ruedas, fue acumulando experiencias y recursos necesarios para hacerse de micrófonos, cables, pequeños parlantes y hasta una cabina improvisada.

"Me daba miedo hablar por un parlante y francamente, me gustó bastante la radio. La gente dice que soy loco. Me fijé en las otras radios como la ABC Stereo y en la forma que hablaban”, comenta.

También compartió cómo armó su propia cabina. “Soy carpintero y la he armado con madera, cabuya, una pinturita. Luego comprando las computadoras. Nadie me enseñó a usar computadoras, aprendí viendo videos en YouTube", refiere Arróliga. 

Ulises Arróliga desde su cabina improvisada. Foto: Famnuel Úbeda/Radio ABC Stereo


Conocer la cabina de esta radio rural improvisada es toda una experiencia. Construida con madera costanera, forrada con recortes de periódico, revistas y afiches, parece más una cápsula del tiempo, donde se aprecia una colección de parlantes y un equipo de sonido de los años  90.

En ese pequeño universo de papel y sonido nació "Eco", su estación de radio imaginaria que cobra vida a través de  varios parlantes, pero que se propaga como una onda invisible por todo el caserío. 

“Era tan fanático de la música que yo pagaba 10 córdobas para cada canción, después pagaba cinco córdobas cada música y compré como unas 4,000 canciones. Ahora tengo archivaditas unas 10 mil canciones”, dice orgulloso. 

Este locutor no transmite en AM (Amplitud Modulada) ni en FM (Frecuencia Modulada), tampoco en internet, pero sí en la frecuencia más poderosa de todas: la del entusiasmo.

Ulises Aróoliga no tiene licencia de operación, no tiene patrocinadores, ni siquiera tiene una consola profesional. Lo que sí tiene es una voz, un sueño y un mensaje: que la radio no solo se hace con equipos, sino con el alma.

Y aunque su estación todavía no figura en el dial, él  cree que es una escuela de aprendizaje.

En el fondo de su corazón late la esperanza de estudiar, formarse y llegar a trabajar en una estación de radio real.  ¡Porque donde hay sueños, hay señal!



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