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Con sabor a fritanga: una historia de perseverancia

Muchos estelianos suelen frecuentar la fritanga de doña Ángela Romero, que es una de las más antiguas y más conocidas de la ciudad de Estelí. Ésta se ha mantenido por aproximadamente 40 años, siendo un ejemplo de constancia y perseverancia.

La fritanga de doña Ángela se ubica en las cercanías del Benemérito Cuerpo de Bomberos de Estelí. Foto: Famnuel Úbeda/Radio ABC Stereo
La fritanga de doña Ángela se ubica en las cercanías del Benemérito Cuerpo de Bomberos de Estelí. Foto: Famnuel Úbeda/Radio ABC Stereo

Periodista Famnuel Úbeda
26-Agosto-2022
Estelí-Nicaragua

Ángela Romero lleva la mitad de su vida preparando y vendiendo fritanga. Actualmente tiene 70 años de edad y es la dueña de una de las fritangas más antiguas de la ciudad de Estelí. Todo inició por la necesidad de salir adelante en medio de una crisis económica familiar. 

La aventura arrancó cuando doña Ángela tenía 35 años de edad, en ese entonces, inspirada en la sazón nicaragüense se dispuso a vender refrescos naturales y buñuelos en las calles. 

Después de varios meses de recorrer las principales avenidas de Estelí, doña Ángela se fijó una meta: dejar de ser una vendedora ambulante para crear sus propias recetas de comida nicaragüense y vender fritanga en la puerta de su casa, en el barrio El Calvario.

Un ejemplo de constancia y perseverancia. Foto: Famnuel Úbeda/Radio ABC Stereo

"No tenía ni una mesa, compré unas tablitas y armé una mesa, con eso comencé. Las recetas fueron de mi pura mente, porque yo nunca anduve preguntando cómo se hacían las cosas", relató doña Ángela.

Ella recuerda que esto sólo fue el comienzo, pues rápidamente se volvió popular por sus famosas enchiladas nevadas y la carne asada, así que su intención estaba enfocada en crecer más. Así fue como logró trasladarse a las inmediaciones del Benemérito Cuerpo de Bomberos, frente a la Casa de Cultura, donde hoy lleva más de 40 años de labores. 

"Después de la guerra sólo dos vendíamos fritanga, el vendía en gran cantidad, yo empecé con poquito, me fui a meter ahí a los billares, pero cuando me sacaron porque los iban a componer empecé a vender un poquito más", narró la señora.

El sello de Ángela Romero es de preparación casera, de modo que los clientes pueden degustar de la auténtica fritanga nicaragüense. 

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"Varios clientes dicen que tienen un montón de tiempo de venir a comprar aquí, ellos se asombran porque estamos todavía. Gente que se ha ido para otro país y vienen ahora ya mayores, dicen que se acuerdan cuando sus papás los traían de niños a comprar aquí", añadió doña Ángela.

Esa iniciativa se convirtió en un negocio familiar, que ahora planean conservar sus hijas: Ángela, Zunilda y Teresa.

"Ahora yo le doy el toque final del sabor al producto, uno le tiene que dar buen sabor al producto para que los clientes vuelvan a venir y que sientan rica la comida", concluyó la hija mayor de doña Ángela.



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