Por años, la presencia de tomadores consuetudinarios se ha convertido en un problema de seguridad ciudadana para los habitantes que se ubican desde el monumento El Centenario, conocido como "La Pelota", una cuadra hacia el este en la ciudad de Estelí, sobre la carretera que conduce hacia La Concordia, Jinotega.

Consultados sobre esta problemática, algunos comerciantes del barrio José Santos Zelaya refirieron la inseguridad que sienten sus clientes al comprar en esa zona, además de la mala higiene y mal aspecto que causa la gran cantidad de tomadores e indigentes en la calle.

"El mayor problema es que en este sector se ha normalizado y ya se mira como algo natural en los que vivimos y tenemos negocios aquí, pero para las personas o posibles clientes sí es un problema mayor, eso nos viene a afectar indirectamente de forma económica porque nos da una mala presentación y nadie busca solucionar esta problemática que lleva muchos años, que sí nos está afectando", comentó un comerciante a Noticias ABC.

Por su parte, don Reynaldo Torres señaló que "el tomador no es tanto el culpable sino el expendedor que viola las reglas de la Ley para vender licor a las horas que no está establecido, ellos venden licor desde las 6 de la mañana, entonces los tomadores ya están en la puerta y les compran".

"La policía que tome medidas con los permisos de los expendedores de licor", sugirió don Reynaldo. "Yo estoy con mis clientes y vienen ellos (los tomadores) y me los corren, uno tiene que ver cómo se alinea esto para tener su negocio limpio y vender", añadió don Reynaldo.

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Alteración al orden público e inseguridad

Otra habitante que pidió el anonimato manifestó que desde hace un tiempo también se está empezando a ver la presencia de mujeres que consumen alcohol, las cuales provocan alteraciones al orden público.

Cabe señalar que en el sitio se ubica una caseta para que los usuarios esperen el bus de transporte público hacia el departamento de Jinotega, sin embargo, hay personas como Juan Carlos Pérez que prefieren ubicarse en otro punto por el peligro que representan los tomadores consuetudinarios.

"Ahí no hay confianza, montón de bebedores que hay ahí, están espiando al que anda haciendo sus compritas y buscando cómo robarle, así fue la semana pasada, una señora de bajó y a penas dio la vuelta ya no tenía el bolso", sostuvo Pérez. "Que circule la policía, que quite a esa gente o que ponga a un vigilante, hay gente que viene a esperar en el solazo y los tomadores bebiendo y orinando ahí en la orilla", demandó.

Los quejosos coinciden en que necesitan apoyo de la policía para evitar la concentración de tomadores, tanto en la calle como en la caseta.

Una de las personas que se dedica al expendio de licor en la zona, fuera de grabación, manifestó a Noticias ABC que en su caso se ajusta a los horarios establecidos en su permiso autorizado por la policía, ella supone que los bebedores compran las bebidas en los negocios que atienden 24 horas y luego por costumbre se trasladan a este sector.