Cinco libras de maíz, dos palos de leña y deseos de superación económica y familiar eran el único capital que le acompañaban a Maritza Chávez para emprender con una tortillería artesanal. Me sentí con la necesidad de poner un negocio de tortillas porque tenía a mis chavalos pequeños y necesitaban para las clases, para sus estudios, confiesa esta madre esteliana.
"Ir a trabajar a las fábricas (de tabaco) no podía porque tenía que cuidar a los niños, sentía que si me iba a trabajar a otro lado, mis chavalos quedarían solos, tenía que buscar quien me los cuidara y no me resultaba. Sin mamá en casa, los chavalos sí agarran la calle, se le salen de las manos a uno, así que me puse a echar tortillas y me va mejor", cuenta Maritza a Noticias ABC.
Doña Maritza decidió quedarse en casa para estar cerca de sus hijos. Foto: Famnuel Úbeda/Radio ABC Stereo
Ella es habitante del barrio Betania de la ciudad de Estelí, y en este pequeño negocio trabaja con su familia. Maritza se ha convertido en una referencia, no sólo por las tortillas, sino también por el espíritu de superación e innovación que ha mostrado al diseñar y construir junto a su esposo su propia estufa y una máquina palmeadora que funciona de manera mecánica.
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"Yo tenía un juego de leña, ahí enchaba las tortillas, me alcanzaban tres en el comal, pero como el ecofogón echaba mucho humo, decidí hacer una plancha industrial que elaboró mi esposo, con capacidad de 20 tortillas y tengo una máquina tortillera para apretar la tortilla y hacerle la orilla con la mano, porque así le gustan a los clientes", relata Maritza.
Ahora también tiene un molino para ofrecer otro servicio a la población de su zona. Foto: Famnuel Úbeda/Radio ABC Stereo
Al mal tiempo buena cara, eso es lo que trata de hacer esta mujer, que además elabora nachos y enchiladas con las tortillas que salen con alguna falla, convirtiéndose en otra oportunidad de negocio. "La tortilla que se me daña al voltearla la hago en nacho y enchilada, al cliente le gustan, entrego nachos en algunos kioscos del centro y en las universidades, las enchiladas aquí las vendo", manifiesta.
De este negocio, no solo han salido los ingresos para la alimentación de su familia, sino también los estudios de sus hijos, además es generadora de oportunidades laborales, ya que eventualmente le da trabajo a una de sus hermanas. Además también logró comprar un molino y ofrecer el servicio a la población de su barrio.