Locales
Más de cien personas, entre hombres y mujeres que fueron claves para la comunicación en Nicaragua hasta los años 80, estarán el próximo mes en esta ciudad, con el fin seguir consolidando la Asociación de Amigos y Ex - empleados de Telecomunicaciones de Nicaragua.
Las actuales generaciones de Nicaragua tienen comunicación al instante con cualquier parte del país y del mundo a través de una llamada por celular que tiene acceso a través de aplicaciones como WhatsApp o pueden verse a través de redes sociales como Facebook, Twitter o escribir sus mensajes o hasta describir su estado de ánimo en cualquier momento que lo deseen.
Para muchos es difícil pensar en las formas como se comunicaban nuestros abuelos y nuestros padres, algunos telegrafistas que a través de maquinitas que transmitían el sonido de punto y raya, podían formar palabras que eran copiadas en telegramas en otro extremo de nuestro país para ser entregadas a sus destinatarios.
Fabio Leonel Soza López es presidente de la Asociación de Telegrafistas que está por recibir su personería jurídica con el fin de que las actuales y futuras generaciones no se olviden de nuestros orígenes en la comunicación.
Soza dijo que en los pueblitos como San Juan de Limay, Pueblo Nuevo y otros solo había un telegrafista, un mensajero y un telefonista, pero en las ciudades grandes como Estelí, ya había una persona encargada de leer en los mensajes que se le llamaba “chequero”, uno llegaba a esa ventanilla, y ponía un mensaje que en ese entonces costaba 65 centavos las cinco palabras, pero si lo querían con urgencia y con más palabras, tenía un costo de un córdoba con 30 centavos.
Comunicación en Estelí
Hace más de 30 años, en Estelí había unas 28 líneas telefónicas en igual número de viviendas que para poder comunicarse tenía que llamar a la central que pedían la comunicación para cualquier parte del país o del área internacional.
“También estaba el sistema de cartas, que lo manejaba el correo. Incluso por correo se podía enviar dinero al que le decían valores declarados, el dinero llegaba a su destino final por medio del correo. Una carta tardaba en llegar dependiendo a la distancia, es decir si fuera a Managua, dos días demoraba”, comentó el telegrafista esteliano Ricardo Ruíz Molina.
Los telegrafistas aprendían la comunicación en la escuela La Salle de Managua y las prácticas les permitían la agilidad para poder escribir y entender a partir del sonido del punto y raya.
Alfonso Gómez Zavala era un telegrafista auxiliar de turno en la ciudad de Somoto, cuando el corazón de Nicaragua en 1972 fue golpeado por uno de sus mayores desastres naturales de nuestra historia: el terremoto.
