Entre el 30 de mayo y el 1 de junio, Nicaragua vivió una de las jornadas más trágicas del año en sus carreteras. Al menos 21 personas perdieron la vida en 72 horas, lo que representa, en promedio, una muerte cada tres horas y 26 minutos. De ellas, al menos once eran motociclistas.
El viernes por la mañana, en la comunidad de Potosí, Rivas, una colisión frontal entre una camioneta y un cabezal acabó con la vida de Freddy Antonio Castillo Jaime, de 46 años, y Martha Patricia Valeria Jarquín, de 45.
Ese mismo día, en la carretera de Puerto Morazán a Chinandega, Nelcris María Cisneros Rodríguez y Santos Ernesto Martínez Rico fallecieron al chocar sus motocicletas. En El Bramadero, carretera de Condega a San Sebastián de Yalí, Marcos Ariel Monge Rugama murió tras perder el control de su moto e impactar contra un poste.
Horas más tarde, en el kilómetro 93 de la carretera Panamericana, entre Darío y Sébaco, un choque entre dos motocicletas se cobró la vida de Martha Lorena Montoya Cisneros y Melkin Samuel Cruz Melgara.
En San Rafael del Sur, Fredys Antonio Flores Abrego murió luego de que un autobús impactara su camión, provocando que este cayera a un río. En Jalapa, Delvin Eliud Zeledón Matute falleció después de ser atropellado por un motociclista. En San Carlos, el universitario Juan Carlos Durán Ramírez fue embestido por un camión mientras conducía su motocicleta.
En Mulukukú, Santa Inés González García fue atropellada por una camioneta conducida por un joven de 28 años. La tragedia ocurrió en el kilómetro 267 de la carretera hacia Santa Rita.
La ola de muertes continuó el domingo. En Somotillo, Gabriel Rodríguez falleció al chocar su motocicleta contra un furgón en el puesto fronterizo El Guasaule. En Bonanza, David Romero murió al caer en una hondonada tras salirse de la carretera con su motocicleta. En El Viejo, Chinandega, una niña de 6 años murió atropellada cuando intentaba cruzar la vía sola.
En Tipitapa, Carmelo José García perdió la vida al volcarse su camioneta por exceso de velocidad. En el tramo de Guayacán a Jinotega, Carlos Alberto Portocarrero Barreto falleció tras caer de su motocicleta. En Bluefields, Jasiel Obando y Lester Sequeira murieron tras chocar contra un muro en la bajada del Pericón.
El dolor se repite. Los fallecimientos se acumulan. Y cada accidente deja una familia rota, una comunidad en luto y una sociedad que necesita tomar medidas ante la emergencia vial.
