El 31 de marzo de 2025 una de las fábricas más emblemáticas del tabaco en Estelí, Nicaragua, ardió en llamas. AJ Fernández Cigar Company perdió más que metros cuadrados, puros y materia prima. Perdió años de trabajo y de sueños. Pero de entre las cenizas nació más resiliencia, fe y solidaridad para mantener a flote la empresa y el empleo de cientos de personas.
Aquel día, unos 8 mil metros cuadrados fueron consumidos por el fuego. Y con ellos, más de 2 millones de puros, material de embalaje y toda el área de empaque, daños para los que no contaban con seguro económico.
Abdel Fernández, fundador y propietario de la empresa, relata que el fuego se originó en un cuarto frío donde se utilizan pastillas para fumigar, había mucha humedad y muchas cajas. “Cuando el fuego empezó fue incontrolable”, comenta Fernández, a quien cuantificar los daños económicos se le hace difícil, ya que no solo fue una pérdida de dinero, sino una pérdida de años de esfuerzo y trabajo.
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Ante lo sucedido, la tristeza fue inevitable para Abdel Fernández pero confiesa que “cuando vi a todas las personas, hasta las mujeres cargando pacas, a toda la gente mía ayudando, me dije: no me puedo poner triste, tengo que hacer mejor las cosas y tomar todas las precauciones para que nunca más esto vuelva a pasar”.
A mes y medio de ocurrido el siniestro, directivos y trabajadores han logrado acondicionar nuevos espacios para continuar la producción, sin embargo, aún se percibe en el ambiente el impacto del suceso que estremeció esta empresa fundada en el año 2004.
“La producción ya la tenemos montada, esperando que vengan todos los anillos, porque se nos quemaron más de 100 millones de anillos, estamos esperando que vengan los anillos de Estados Unidos, de República Dominicana, de todas las imprentas donde hacen los anillos; tenemos 8 fábricas haciéndonos las cajas; tenemos toda la producción activa en la Finca La Lilia, ubicada a un kilómetro de la fábrica”, detalla Fernández sobre cómo la empresa sigue operando después del siniestro.
En medio del caos, se destacó algo más fuerte: la solidaridad de los trabajadores, la ardua labor de los equipos de socorro, el apoyo de otras fábricas, la voluntad de no detenerse y el liderazgo de Abdel Fernández, director ejecutivo de esta empresa, cuya historia refleja pasión por el rubro tabacalero, además de aprecio y reconocimiento hacia sus colaboradores.
“Una parte de nuestra gente empezó a trabajar en la construcción y otra parte estaba haciendo puros, imagínate tú. Sin ellos nosotros no seríamos nada, yo solo no hubiera podido hacer todo lo que hemos hecho, creo que el éxito más grande que tiene una empresa es tener colaboradores, si tú no tienes al lado tuyo a personas que tienen pasión, amor, disciplina y la responsabilidad de trabajar día a día, como la han hecho ellos, de hacer bien las cosas como las han hecho ellos, no estuviéramos ni al 10% de lo que estamos hoy”, reconoce el empresario.
Abdel Fernández, de origen cubano, pero corazón nica, llegó a Estelí en el 2003, y, un año después, en condiciones modestas comenzó la fabricación de sus primeros puros.
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“Yo tenía una casita rentada en el centro del pueblo, tenía un parqueo, hice un techo de zinc ahí y me fui para donde un primo hermano mío, Néstor Plasencia, y le dije: ‘necesito que me des unos puritos para hacértelos y poder comer’, así que vino mi primo y me dijo ‘tranquilo, sí, yo te voy a ayudar’, y me dio una marquita para que hiciera mil puritos diarios y ganara por lo menos para el sustento mío y de mi familia, me ganaba unos 400 dólares al mes”, cuenta Abdel sobre sus inicios en Estelí.
Abdel Fernández creció rodeado de plantaciones de tabaco y con el paso de los años logró su sueño de crear una empresa tabacalera exitosa, que produce millones de puros cada año, aportando a la economía local y brindando empleo a cientos de personas en sus diferentes áreas.
“Dios sabe las cosas porque las hace, cuando las hace, tengo un compromiso moral ante mi familia, ante todos mis colaboradores que llevan más de 20 años conmigo, con toda la gente que nos apoya día a día, y no los puedo defraudar, tengo ahora que hacer ahora una fábrica más grande, más linda, hacer mejor las cosas”, confiesa el empresario.
“Uno en la vida no es donde nace sino donde se hace, y donde yo me hice fue aquí en Nicaragua y me siento más nica que otra cosa pues, le quiero dar gracias a todo el pueblo, porque en medio de todo mi sufrimiento, lo que más fuerte me hizo a mí fueron los miles de comentarios, mensajes y acciones de apoyo, toda la gente hablando tan lindo, eso me comprometió a ser mejor y hacer mejor las cosas”, agradeció Abdel Fernández.
Hoy, desde las cenizas, se construye la fuerza, con importantes enseñanzas por las que ya se implementan varias medidas buscando prevenir otros incidentes.
Levantándose de la adversidad con esperanza, compromiso y el orgullo de seguir en pie, AJ Fernández no solo se recupera, celebra actualmente el lanzamiento de su puro New World Decenio, al cumplirse 10 años de su línea New World.
Su historia, más allá del incendio, sigue escribiéndose con humo, con manos y con alma. “Hay que ser fuertes y hay que seguir adelante, hacer las cosas bien hechas porque el que persevera, triunfa”, reflexiona Abdel Fernández.