En Hábitat, un proyecto habitacional ubicado a 20 kilometros al suroeste del municipio de Matagalpa, vive Pedro Pablo López Rizo, un hombre de 48 años de edad que a pesar de haber nacido sin manos ni pies, ha demostrado que la voluntad, resiliencia y determinación pueden llevarnos a cumplir y alcanzar nuestros sueños.
Pedro Pablo nació sin sus manos y pies por una condición genética, sin embargo, desde niño aprendió a adaptarse y a realizar sus actividades diarias con una increíble creatividad y perseverancia. Su familia siempre lo apoyó, enseñándole que la vida está llena de posibilidades.
"Mi sueño de niño era empezar a ir a la escuela, miraba a los niños pasar por el frente de mi casa y yo quería ir a estudiar", cuenta Pedro Pablo sobre sus anhelos de infancia, quien relata que cuando entró a la primaria le hacían bullying pero "cuando llegué a tercer grado los niños se comportaban bien conmigo, platicábamos, les ayudaba a hacer la tarea y en ese tiempo desapareció el bullying".
Con el deseo de superarse, Pedro Pablo se propuso alcanzar una carrera profesional. Su esfuerzo y dedicación lo llevaron a ganarse una beca para estudiar Derecho en la universidad. A pesar de los retos, nunca se rindió y se convirtió en un ejemplo de lucha y dedicación.
"Me dieron la beca porque mis calificaciones eran altas, tuve la dicha que me becara dl Banco Central de Nicaragua, logré graduarme y actualmente trabajo para el Estado, en el área de la Dirección Interna de Resolución a Conflictos (DIRAC), soy mediador, en el Complejo Judicial de Matagalpa", comenta Pedro Pablo.
Este soñador, hace 12 años se casó y procreó dos hijos con su pareja. Además de ser un profesional, es un padre amoroso, ya que ahora sus hijos son su mayor motivación y juntos disfrutan de momentos inolvidables.
"Mi papá me motiva para que estudie, él es extraordinario, es un buen padre, me lleva a la escuela, nos compra la comida", comenta su hijo mayor. Mientras que su esposa lo describe como una persona luchadora y asegura que él "nunca dice no puedo, ayuda en todo lo de la casa".
Pedro Pablo enseña a sus hijos que la verdadera fuerza no está en las posibilidades físicas, sino en la capacidad de amar, aprender y luchar por cada propósito.
La filosofía de vida de Pedro Pablo se basa en el amor y la convicción de ser util en la sociedad. Actualmente ejerce su profesion como mediador, pero entre sus anhelos está tener su propia oficina de leyes y su vivienda.
Para muchos, la discapacidad es un impedimento para valerse por sí mismos, sin embargo, hay quienes, como Pedro Pablo, logran superar barreras, alcanzar sus metas e inspirar a los demás.