La canícula que se extendió por más de 30 días dejó un impacto negativo en las fuentes de agua, pues las altas temperaturas y la escasez de precipitaciones llevaron a una disminución en el caudal de muchas fuentes, resultando en racionamientos y limitaciones en actividades domésticas en varias localidades del norte de Nicaragua.
Ahora la esperanza está fijada en las lluvias que han estado cayendo en los últimos tres días, ya que se espera que estas contribuyan a la recuperación de las fuentes de agua y los bosques.
En la comunidad de San Marcos, ubicada en el municipio de San Rafael del Norte, Jinotega, las lluvias son vistas como la esperanza para que la fuente principal de consumo se revitalice.
Víctor Ochoa, miembro del Comité de Agua Potable, mencionó que estas lluvias también podrían favorecer la recuperación de los 800 árboles de diferentes especies que fueron plantados este año por pobladores de la localidad.