Hace cuatro años, doña Vilma Méndez decidió emprender con la elaboración y comercialización de raspados, un helado tradicional en Nicaragua que tiene gran demanda en la zona donde ella ha vivido durante los últimos años.
"Vendo de leche, de leche con coco, lecho con maní, leche con piña, leche con tamarindo y nancite", explica doña Vilma sobre los sabores de raspados que ofrece en su local, ubicado de la Escuela Bertha Briones o de la Parroquia San Antonio 3 cuadras y media al norte.
Con la humildad que la caracteriza, doña Vilma, de 56 años de edad, comenta que esta iniciativa surgió hace varios años, mientras trabajaba en un negocio similar, pues ahí descubrió que no requería de mucho capital sino de grandes ganas y voluntad para salir adelante.
"Yo trabajé en los Raspados San Martín durante 13 años y medio, de ahí yo decidí poner mi propio negocio, Raspados Méndez, con el que ya tengo 4 años, lo he ido remodelando poco a poco, no empecé así", cuenta doña Vilma, quien siempre confió en Dios para establecer su local.
Hoy es un negocio familiar en el que trabaja junto a una de sus hijas y según ella la visión es innovar de manera constante con la venta de sus rapados, donde se incluyen mieles de diferentes tipos de frutas y sabores. Además, ofrece otro tipo de alientos como quesillos, hot dogs y sandwiches.
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Esta señora emprendedora asegura que sin importar muchas veces la temporada invernal o el frío, sus raspados siempre tienen demanda y más el de leche con coco, uno de los favoritos.
En estos días de pandemia ha tenido que adaptarse, no solo a los gustos de sus clientes, sino también a las nuevas medidas de higiene y bioseguridad. "Usamos mascarilla, alcohol y protector plástico, me ha ido bien, no me puedo quejar, a pesar de la situación, no me va mal", manifiesta doña Vilma.
Antes de trabajar en la elaboración y comercialización de raspados se desempeñó como asistente del hogar y hoy gracias a su fe, perseverancia y disposición de cambio ha alcanzado independizarse económica y laboralmente.