María es el nombre ficticio que utilizaremos para narrar la historia de una joven de 21 años de edad, cocinera de un reconocido comedor de la ciudad Estelí, que vivió en días recientes el acoso e intento de abuso sexual por parte del cadete de una unidad de taxi.
Eran las seis de la tarde del sábado cuatro de septiembre, cuando María salió del trabajo y llamó a un taxista para que la trasladara a su casa, donde la esperaba su niño, sin embargo, nunca se imaginó que ese sería el viaje más largo y traumático de su vida.
El taxista la recogió a ella y a dos compañeras más de trabajo, a todas las fue a dejar a sus casas, pero a ella cada vez le hacía más largo el recorrido con el pretexto de ir a recoger otro pasajero, fue así como el cadete de taxi la llevó a la comunidad Los Jobos y entre la oscuridad de la noche y soledad del camino, enllavó el vehículo y procedió a manosearla hasta el punto de desabrocharle el pantalón con la intención de abusarla sexualmente.
"Cuando me iba a ir a dejar a la casa, me dijo que iba a ir al hospital a traer a unos pasajeros, entonces una de mis compañeras estuvo de acuerdo, se fue a dejar a la otra muchacha, después me dice: 'tenemos que ir al Jobo, a traer a un muchacho, por Cubas Eléctrica', entonces yo le dije que no sabía de alguna Cubas Eléctrica por ese lado y me dijo que era nueva sucursal", relató la víctima.
El sospechoso está libre y el caso se mantiene bajo investigación policial, pero María decidió hablar y contar cada detalle de lo que pasó ese día con el ánimo de evitar que otras mujeres se conviertan en víctimas, pero también para que se haga justicia.
"Estando en Los Jobos le pregunté por el muchacho (el supuesto pasajero) y me dijo que iba a llegar ahí, le dije que lo llamara y en eso se le apagó el carro, lo volvió a encender y en eso me dice: 'vas a ser mía, querás o querás, a las buenas o a las malas', yo forcejeé con él para que no me desabrochara el pantalón y no pasara a más", explicó la joven.
María describe a su agresor como un hombre moreno, recio, de aproximadamente 60 años de edad, el que está acusado por acoso e intento de abuso sexual. Desde ese día, María se despierta cada mañana con temor por su vida y siente impotencia e intranquilidad al saber que su victimario anda en la calle.
Ella decidió que su caso fuera público, primero porque es mujer y todo el tiempo se les condena como víctimas, segundo porque está viva y no descansará hasta que se haga justicia.
Belkis Reyes, de la Red de Mujeres del Norte Ana Lucila, asegura que este tipo de casos han incrementado durante los últimos años, sin embargo, que este delito no quede en la impunidad depende de la misma denuncia que puedan interponer ante las autoridades policiales las víctimas, para que se acuse y procese al victimario de acuerdo a la legislación nicaragüense.
"Es importante denunciar en todos los medios posibles", destacó Belkis, quien agregó que se debe "hacer la denuncia formal ante el Ministerio de Transporte e Infraestructura (MTI), ante la alcaldía y todos los recursos que puedan utilizar para que esto no quede en silencio y evitar más casos, ya vimos que es recurrente, no hay información o pronunciamiento por parte de las cooperativas de taxis al respecto".
Según la ley, habla de la seguridad, pero no habla específicamente cuando hay delitos sexuales en transporte público y es necesario abordar eso, sí hay leyes, como la Ley Integral contra la violencia hacia las mujeres (Ley 779) y el Código Penal, pero no es posible que las usuarias estemos utilizando un transporte, pagamos por ese servicio y vulneren nuestro derechos", sostuvo Reyes.
