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Para trabajar no importan los años ni el gran capital

Salir a vender lo mantiene con vida. Don Juan Antonio Dávila tiene 80 años de edad, a paso lento, cargando un saco y unas bolsas con verduras, recorre las calles de Estelí para ofrecer sus productos y conseguir el pan de cada día.

Don Juan Antonio se dedicaba antes a la agricultura. Foto: Famnuel Úbeda/Radio ABC Stereo
Don Juan Antonio se dedicaba antes a la agricultura. Foto: Famnuel Úbeda/Radio ABC Stereo

Periodista Famnuel Úbeda
30-Julio-2020
Estelí-Nicaragua
Don Juan Antonio Dávila es un hombre que tiene marcado su rostro por las arrugas y las machas del sol, también sus pasos cada vez son más lentos y no es para menos, pues tiene 80 años de edad y aun así busca la manera de ganarse la vida dignamente.

Él es originario y habitante de la comunidad La Concepción, jurisdicción del municipio de La Trinidad, en el departamento de Estelí, lugar donde siempre estuvo dedicado a la agricultura, pero hoy ni su fuerza física ni sus recursos económicos son suficientes para vivir de la tierra, por ello al morir su esposa e iniciar la crisis económica y pandemia del nuevo coronavirus decidió dedicarse al comercio.


Al enviudar, decidió salir a vender a las calles de Estelí. Foto: Famnuel Úbeda/Radio ABC Stereo


En un saco al hombro y dos bolsas de gabacha carga las frutas, verduras y legumbres que oferta al público, lo hace de manera ambulante y a diario este anciano recorre a pie entre tres y cinco horas las calles de los diferentes barrios del Diamante de La Segovia.

Don Juan no dispone de gran capital económico para surtir su negocio, pero sí de clientes que según él hoy son su mejor fortuna, puesto que gracias a ellos se sostiene como vendedor y logra llevar el sustento del día a día a su casa, además comenta que esta actividad le ha permitido no entrar en depresión ni ser carga de nadie.


El ancianito carga con verduras y frutas. Foto: Famnuel Úbeda/Radio ABC Stereo


Para este humilde y tímido comerciante el secreto de su negocio está en levantarse temprano, surtir en base a las necesidades actuales y al presupuesto de las familias, además de ganarse a los clientes con mucha paciencia.

"Vendó poquito, consigo lo que ajusto, tengo hijos que a veces me ayudan pero son pobres igual a mí, no me da miedo andar en la calle, uso mi cubrebocas, me tapo bien", expresó don Juan. 


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