Doña María Luisa formaba parte del grupo de cuatro mujeres con más de 55 años en la producción de este gastronómico producto en los 50 talleres de esta localidad somoteña.
Familiares, amigos y diversos sectores de la población somoteña participaron de los actos de las honras fúnebres de los restos de doña María Luisa Nolasco de Vílchez quien partió de este mundo el pasado viernes, al caer accidentalmente en un área de su casa de habitación, misma que por muchos años ha sido el taller de las tan gustadas rosquillas somoteñas.
Gran parte de la producción de rosquillas de doña María Luisa Vílchez sale muy de madrugada a bordo de las unidades de buses expresos hacia Managua, donde se comercializa en mercados de esta ciudad capitalina. Mientras que otra parte viaja a Costa Rica, El Salvador, Honduras, los Estados Unidos y España.
Además de doña María Luisa Nolasco de Vílchez, con 60 años elaborando rosquillas, están doña Antonia Salgado Cruz, de 88, Aurora ?Lola? Cañada, de 81, y doña Victoria Vásquez, de 82, mujeres que ya han recibido destacados reconocimientos por instituciones del gobierno, relacionadas a la atención a esta industria gastronómica y de algunos organismos no gubernamentales.
El taller de doña María Luisa Nolasco de Vílchez, conocido como "Rosquillas Vílchez", ubicado en el sector número 1, ha sido un referente y símbolo de las rosquillas somoteñas.
