Tres artesanos originarios de la comunidad Uniles, en el municipio de Somoto, Madriz, se han convertido en guardianes de la tradición de siembra y aprovechamiento del henequén.
Durante la década de 1960, el cultivo del henequén, una planta conocida también como pita o penca, fue una alternativa económica de sobrevivencia para muchas familias en los municipios de Totogalpa, Somoto y San Lucas.
Sin embargo, con el paso del tiempo, esta práctica fue cayendo en el olvido, y hoy quedan pocos artesanos que la mantienen viva. Oneyda Cañada, una de las artesanas, explicó que, junto a Juan Francisco Moreno, también originario de Uniles, han logrado rescatar esta tradición.
"Al inicio fue bastante difícil, teníamos que recorrer largas distancias para conseguir la materia prima y empezar con lo poco que teníamos. Pero poco a poco hemos ido creciendo", relató Cañada, quien se ha comprometido a sensibilizar sobre la importancia de este rubro.
Actualmente, cuentan con un pequeño emprendimiento artesanal y Oneyda Cañada ha comenzado a sembrar henequén en terrenos de su padre, donde ya tiene unas 800 plantas sembradas, de las cuales ha obtenido su primera producción.
"He puesto en práctica el restablecer el cultivo, estamos trabajando 10 artesanos, somos productores y artesanos, a la vez, porque trabajamos este rubro desde la producción, la transformación hasta la comercialización", enfatizó Cañada.
Además, ella explicó que del henequén se elaboran diversos artículos como: mecates, alfombras, alforjas, hamacas y otros adornos que comercializan en los mercados de Estelí, Managua, Rivas, Ocotal, Somoto y otros departamentos del país.
"Trabajamos desde un arete y un llavero hasta una alfombra de 2 metros de ancho", detalló Cañada, quien expresó que "por medio de este rubro hemos logrado participar en ferias, ruedas de negocios, intercambio de experiencias con artesanos de otros departamentos, concursos…el henequén es un muy rentable".
Los artesanos esperan que el cultivo del henequén se recupere en Madriz, para evitar que esta planta y su tradición artesanal desaparezcan por completo, a la vez de incentivar a los jóvenes para que haya un relevo generacional.