El próximo domingo 24 de marzo se conmemora el Día Mundial de la Tuberculosis, para concientizar a la población sobre las devastadoras consecuencias sanitarias, sociales y económicas de esa enfermedad, y para intensificar los esfuerzos para acabar con tal epidemia.
La fecha conmemora el día en el que el Dr. Robert Koch anunció que había descubierto la bacteria que causa la tuberculosis en 1882, lo que abrió el camino hacia el diagnóstico y la cura de esta enfermedad.
Esta sigue siendo una de las enfermedades infecciosas más mortales a nivel mundial. Solo en el 2022 10,6 millones de personas enfermaron de tuberculosis; 1,3 millones de los afectados murieron, según datos de la Organización Mundial de la Salud, OMS, que también destaca que en los últimos 23 años se han logrado salvar 75 millones de vidas gracias a los esfuerzos mundiales por poner fin a la tuberculosis.
Según el neumólogo esteliano Jorge Alemán, existen la tuberculosis latente y la activa. En la primera no se presentan síntomas, mientras, en la segunda se experimenta: tos que dura tres semanas o más, tos con sangre o moco, dolor en el pecho o al respirar, pérdida de peso involuntaria, fatiga, fiebre, sudoraciones nocturnas, escalofríos y pérdida del apetito.
El especialista esteliano enfatiza en la importancia de la prevención.
“Lo primero que hay que hacer es que nosotros tenemos la vacuna BCG, esa vacuna nos ayuda a prevenir fases de complicación de la tuberculosis como una tuberculosis ósea, una tuberculosis meníngea o tuberculosis resistente”, comentó el médico.
“Cuando una persona está al cuido de un paciente con tuberculosis deben utilizar mascarillas y fomentar una buena alimentación. Es muy importante la administración de vacunas frecuentemente”, dijo el doctor Alemán.
La tuberculosis se transmite cuando una persona con la enfermedad tose, estornuda o canta. Esto puede hacer que se liberen gotitas diminutas con microbios en el aire. Después, otra persona puede respirar las gotitas, y los microbios pueden ingresar en sus pulmones.
