En un rincón del barrio Santa Rita en la ciudad de Estelí, se encuentra Juan José Acevedo Aguilar, un hombre de 58 años de edad que ha dedicado gran parte de su vida a reparar los viejos televisores, radios y equipos de sonido. A pesar de los avances tecnológicos, muchas personas aún buscan sus servicios.
Juan José aprendió este oficio de uno de sus tíos cuando tenía 15 años de edad, pero fue a los 20 años, en 1985, cuando decidió dedicarse por completo a la tarea de ser radiotécnico.
Conocido como "el científico", Juan José se ha ganado esta reputación gracias a su vasta experiencia y conocimientos en ese campo. Es un hombre curioso y aplicado, capaz de revivir artefactos que muchos considerarían irreparables. Sin embargo, también ha tenido que adaptarse a las nuevas tecnologías.
Para mantenerse actualizado, Juan José se ha basado en su curiosidad insaciable y en su deseo de aprender. Durante la época en la que no contaba con internet ni computadoras, se apoyaba en libros y manuales especializados para radiotécnicos.
Hoy en día, se auxilia de tutoriales en plataformas como YouTube, adaptándose así a los cambios tecnológicos, sin dejar de lado su pasión por su oficio.
Juan José recuerda con nostalgia los años 80 y 90, cuando la radio AM estaba en su apogeo y todos tenían su propio aparato receptor. Menciona una marca muy famosa en aquel entonces, la Siboney.
Los transistores eran una fuente constante de problemas para las personas, pero Juan José siempre tenía la solución. Él entendía que esos radios eran más que simples objetos, eran compañía en las soledades de las montañas o el reloj que marcaba el inicio de cada mañana.
Juan José Acevedo Aguilar ha demostrado que su oficio trasciende el paso del tiempo y las modas tecnológicas. Aunque vivimos en un mundo digital y desechable, él se mantiene firme en su oficio.
Su dedicación y habilidad para revivir objetos que muchos considerarían obsoletos es un testimonio del valor que estos artefactos tienen para las personas y demuestra que estas prácticas también permiten ahorro, frenando el consumismo.
Juan José ha dejado una huella en la ciudad de Estelí y en todos aquellos que han buscado sus servicios, recordarnos que en ocasiones, lo antiguo aún puede tener un lugar especial en la vida.
