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Los trapiches: Fábricas de dulzura para el paladar y la vida

Transformar la caña de azúcar en alfeñiques, guarapo y dulce de rapadura, es una labor que se realiza desde hace muchos años en los trapiches o moliendas. Este trabajo artesanal está acompañado de tradición, sabor e historia.

El Indio es una molienda ubicada en la plena ciudad de Estelí. Foto: Famnuel Úbeda/Radio ABC Stereo
El Indio es una molienda ubicada en la plena ciudad de Estelí. Foto: Famnuel Úbeda/Radio ABC Stereo

Periodista Famnuel Úbeda
31-Marzo-2023
Estelí-Nicaragua

Comerse un pedazo de alfeñique, cachaza, dulce de rapadura, y tomarse un trago de guarapo es cosa sabrosa y sencilla, pero obtener esos productos requiere de mucho esfuerzo y trabajo, mismo que empieza en el campo con la corta de caña y que luego pasa por el trapiche, máquina que se encarga de moler y extraer el jugo que es llevado a la caldera donde es cocinado a altas temperaturas hasta producir una melaza bastante densa.

Dichos dulces exquisitos son elaborados por   nuestros campesinos, de forma artesanal. Noticias ABC visitó El Indio, una molienda ubicada en la plena ciudad de Estelí y que fue ideada por el señor Gonzalo Chavarría Zeledón hace algunos años. 

Gonzalo asegura que más que un negocio es rescatar ese oficio, pero también una oportunidad de aprendizaje para las nuevas generaciones que vivieron la dulzura de Nicaragua con la  panela o dulce de rapadura. 

La siembra de caña de azúcar, procesamiento  y trasformación es una herencia ancestral y don Rafael Agenor Chévez, de 77 años de edad, es uno de los que se mantiene activo en este  oficio. Él relata que su trabajo en los cañaverales y moliendas comenzó desde que era un niño. Su mayor satisfacción es compartir conocimientos con los que llegan de visita a la molienda.

Con mucha dedicación, la caña es transformada en sabrosos dulces. Foto: Famnuel Úbeda/ Radio ABC Stereo

Por su parte, Alfonso Matute López, tiene 74 años de edad y la mayor parte de su vida la ha dedicado a este oficio, pues no es para menos, ya que nació en la cuna de la caña y la tamuga: Susucayán, en Nueva Segovia; desde donde viajaba a Estelí para trabajar en la caldera, extrayendo la borra o nata del jugo de la caña a una tina plástica para ser colado  y luego trasformado en cachaza. 

Con el paso de los años se han dado transformaciones en  las maneras de trabajar en los trapiches y es un oficio que nunca pasa de moda, ya que siempre existe  la necesidad de endulzar el paladar y la vida, asegura don Alfonso. 

Entre vapores, fuego, líquido y colores de caramelo intenso se transforma la caña de azúcar. Don Rodolfo Matute es uno de los trabajadores que  se encarga en transformar la miel liquida en un delicioso alfeñique. 

La molienda de caña de azúcar  es un oficio que se niega a desaparecer y que aun resiste en algunas comunidades del norte de Nicaragua, donde se  convierte en una fuente de ingresos económicos para familias en el campo.



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