A pesar de los esfuerzos que realizaron los familiares de quien en vida fuera el nicaragüense Olivar Zeledón Benavides, de 46 años y originario de la ciudad de Estelí, fue imposible poder repatriar su cadáver, por lo que se tuvo que optar por el proceso de cremación y traer las cenizas a su tierra natal.
A mediados de julio pasado, Zeledón Benavides junto a otros parientes y conocidos emprendió su viaje hacia los Estados Unidos, pero el sábado 31 de ese mismo mes, en el trayecto de camino entre Durango y Coahuila, en México, lamentablemente perdió la vía al caer de un tren en marcha.
Las cenizas del nicaragüense, quien residía en la parte suroeste del barrio Alfredo Lazo, por las cercanías del centro turístico La Picardía de Estelí, arribaron en horas de la tarde de ayer miércoles, según informó uno de sus familiares.
La víctima había emigrado con la esperanza de obtener mejores ingresos y lograr así un cambio de vida tanto para él como para su familia, pero todos sus sueños quedaron truncados en el camino y dejó en la orfandad a dos hijos menores de edad.
Antes de salir de su vivienda, el esteliano trabajaba en unos bodegas para el almacenar granos básicos. Por el momento se desconoce el destino o proceso que la familia de Olivar Zeledón Benavides hará ahora con sus cenizas.