Doña María Salomé Vásquez tiene 77 años y su caminar lento no impide que recorra largas distancias de comunidad en comunidad en el municipio de San Juan de Limay, departamento de Estelí, donde sus habitantes ya la conocen y le compran los productos que vende.
Ropa íntima para mujeres y niñas son ofrecidos por esta amable mujer, quien a pesar de que tiene hijos en el extranjero prefiere no depender de nadie. "El que no trabaja no come, vendo cositas pequeñas, madrugo y ya camino vendiendo, mi Padre me quiere porqué no soy haragana", comenta la comerciante.
Doña María Salomé habita en la casa de una familiar en el municipio de San Juan de Limay, quien dijo sentir preocupación por ella, pero a pesar de que tratan de persuadirla, doña María insiste en salir a las calles a ofrecer la mercadería.
La anciana también tiene hijas en el Estelí, donde aprovecha para vender algunas verduras, porque sostiene que es agradecida con Dios que le da salud y fuerzas para seguir luchando para obtener su sustento diario.
Afirma que su sueño es pasar sus últimos días en su propia vivienda en San Juan de Limay, donde pidió a las autoridades de la alcaldía que les construyeran la casa, pero no cuenta con el dinero suficiente para inscribir el terreno que es uno de los requisitos para recibir el beneficio.