La iglesia católica ha sido cuidadosa y con el fin de evitar contagios del Covid-19 no ha hecho grandes convocatorias para celebrar el cumpleaños y otras actividades en honor al padre Odorico D'Andrea.
Desde muy temprano los devotos del Siervo de Dios, a como ha sido nombrado Fray Odorico, se hicieron presentes en el Santuario del Tepeyac en el municipio de San Rafael del Norte de Jinotega para cantar las mañanitas el pasado cinco de marzo, día que el sacerdote hubiera cumplido 105 años.
Ahora queda pendiente otra de las grandes conmemoraciones que será el 22 de marzo, cuando Fray Odorico partió a la casa del Dios vivo. Fray Damián Muratori, rector del Tepeyac, informó ha pedido celebrar estas fechas con precaución para evitar la propagación del virus.
Todas las actividades están siendo transmitidas por las páginas oficiales de la iglesia en Facebook. El próximo sábado 20 de marzo está programada una cabalgata desde la comunidad El Molino en horas de medio día, en tanto, de 5 de la tarde a 9 de la noche se llevará a cabo una vigilia en el Monumento de La Paz, donde se rezará el Rosario, habrá eucaristía y procesión.
El 21 de marzo Monseñor Carlos Enrique Herrera, obispo de la Diócesis de Jinotega, oficiará la solemne eucaristía a las 11 de la mañana en el Campo Divino Providencia y el lunes 22 de marzo, a 31 años del fallecimiento de Odorico D'Andrea, se cantarán las mañanitas a las 5 de la mañana frente a la tumba del Siervo de Dios y habrá dos eucaristías en el Tepeyac, una a las 11 de la mañana y otra a las 5 de la tarde.
Fray Odorico D'Andrea fue un sacerdote italiano que vino a Nicaragua en la década de los años 50 y desde entonces desarrolló una función pastoral que dejó marcada a la población en ese municipio.
El 12 de Febrero de 1954 llegó a San Rafael del Norte el misionero Franciscano Odorico D'Andrea para hacerse cargo de la pequeña iglesia del pueblo como párroco y se establecería definitivamente hasta su muerte.
Al llegar se encontró con un templo en ruinas, una ciudad sin agua potable y energía eléctrica, sin hospital y carreteras en mal estado, pero encontró un pueblo ferviente, lleno de Fe que con su ayuda los hizo crecer no solo materialmente, sino también espiritualmente teniendo como modelo a seguir al Señor Jesucristo y el amor a la virgen María.
