Un aborto, ya sea inducido o espontáneo, puede provocar secuelas físicas y psicológicas en algunas mujeres, así también podría causar traumas en varones por la pérdida de un hijo deseado, es por ello que desde hace 6 años se impulsa un "Retiro de Sanación Post Aborto" promovido en zonas como Matagalpa y Chinandega. La iniciativa es nombrada "El Viñedo de Raquel".
Esta idea se originó en Estados Unidos, fundada por la doctora Theresa Burke, consiste en una terapia espiritual que ayuda a curar las heridas emocionales que puede dejar un aborto.
En Nicaragua estos retiros iniciaron en el año 2015 en Matagalpa, siendo impulsados por los Frailes Franciscanos de la Renovación, posteriormente en Chinandega por el Movimiento Provida. Ana Patricia Martínez, coordinadora de "El Viñedo de Raquel" en Matagalpa, dijo a Noticias ABC que cada año impulsan 3 de estos retiros de sanación.
Martínez describió que entre las principales afectaciones emocionales que han identificado en quienes participan son: sentimientos de culpa, ansiedad, depresión, falta de amor hacia los demás hijos o sobreprotección, a algunas mujeres su período menstrual les recuerda el aborto y hay quienes sufren adicciones. Según Martínez, "durante el retiro se tiene la oportunidad de ver la misericordia de Dios y el milagro de Dios en la vida de las personas".
"Evidentemente tu vida cambia, hay personas que nos han contado que han dejado la dependencia a los tratamientos que tomaban para poder conciliar el sueño o manejar la ansiedad, otras pueden evidenciar que la relación en su matrimonio o con sus hijos ha sido trasformada, otras han logrado volver a salir embarazadas ya que el bloqueo que existía por el aborto impedía en ellas la concepción", explicó Martínez, quien agregó que "cada historia es única, lo más importante es que después se dan la oportunidad de ser madres y padres de su bebé abortado, abiertos a una oportunidad de vida diferente".
El primer retiro de sanación de este año se realizará el 29 de enero en Matagalpa, teniendo una duración de 3 días. Los grupos suelen ser de 15 personas como máximo para poder atender de manera especial a cada asistente, para ello es importante reservar un espacio y se solicita una ofrenda.
"Siempre hay un sentimiento compartido de un hijo que no está, ese vacío lo experimenta la mujer y el hombre por hijo que se perdió, por un aborto provocado o espontáneo, sin embargo, cuando han sido participes los padres, el sentimiento de culpa es muchísimo mayor, tiende haber mayor negación", comentó Martínez.