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Departamental

Combinan las actividades agrícolas con la música religiosa

Nunca han ido a una escuela de música, todo lo han aprendido de forma autodidacta, viendo videos tutoriales. En la comunidad El Gamalate de Yalí, Jinotega, se ha conformado un grupo apasionado por la música cristiana.

Músicos de la comunidad El Gamalote, Yalí. Foto: Famnuel Úbeda/Radio ABC Stereo
Músicos de la comunidad El Gamalote, Yalí. Foto: Famnuel Úbeda/Radio ABC Stereo

Periodista Famnuel Úbeda
10-Agosto-2020
Jinotega-Nicaragua

En la sala de una casa particular de la comunidad El Gamalote, jurisdicción del municipio de San Sebastián de Yalí, en el departamento de Jinotega, se encuentra el lugar más importante de la vida educativa musical de niños y jóvenes, quienes aprenden a ejecutar diferentes instrumentos musicales como la guitarra, el piano o el bajo para interpretar melodías religiosas. 

Aquí no hay instructores, solo ganas de aprender y mostrar el talento nato que han fortalecido a través de tutoriales y la práctica que hace cada quien con los instrumentos que ellos mismos han comprado relata Rolando Mauricio Palacios, el hombre que ideó este proyecto musical religioso junto a otros habitantes de la comunidad.

Jeffrey Isaac Velásquez toca la batería desde hace un año. Foto: Famnuel Úbeda/Radio ABC Stereo

"Fue una inspiración más que todo de Dios porque principalmente Él puso en mi corazón el primer deseo de adquirir un instrumento para alabarle, glorificarle, adorarle, y así fue naciendo más gente, se integraron mis hermanos y comenzamos a trabajar, así cada quien iba aportando para su instrumento y lo logramos", explica don Rolando, quien agregó que "aquí tocamos muchos géneros de música: adoración, cumbias, bachatitas cristianas".

Las clases y ensayos se realizan cada tarde en un pequeño espacio lleno de armonía, donde cada quien, después de cumplir con sus actividades agrícolas, disfruta de los sones que puede sacar con la guitarra, guitarrón o piano.

El niño Jeffrey Isaac Velásquez es uno de los que ejecuta la batería a la perfección y que además tiene una voz angelical, ahora eventualmente participa junto al grupo de la comunidad de las celebraciones eucarísticas. "Hace un año toco la batería, aprendí viendo videos en el teléfono", cuenta Jeffrey, quien nunca ha ido a una escuela de clases pero sí el talento.

Por su parte, la niña Dareylig Berenice Palacios se desempeña como vocalista, pero el deseo de ella como el de los otros integrantes es un día poder tener mayor oportunidad para los niños y jóvenes de las comunidades rurales, grabar las canciones y videos con sus propias composiciones y arreglos musicales. "Tengo un año de cantar, he aprendido por esfuerzo propio y apoyo de mis padres, aprendo escuchando a otros cantantes", comenta esta pequeña autodidacta.


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