Indignación, tristeza y rechazo ha causado el ataque
ocurrido hoy en la capilla de la Catedral de Managua, donde según testigos, un
hombre desconocido arrojó un explosivo, provocando un incendio que dañó
severamente la venerada imagen de la Sangre de Cristo, la cual tiene más de 300
años de existencia, y que lamentablemente quedó calcinada. "Es doloroso,
hemos derramado lágrimas", admitió el Cardenal Leopoldo Brenes.
El arzobispo de la Arquidiócesis de Managua, manifestó que
la policía junto a miembros de los bomberos se presentaron al lugar para
realizar las investigaciones, sin embargó, él calificó el hecho como "acto
terrorista, así lo quiero decir claramente, un acto de amedrentar a la iglesia
en su misión evangelizadora…nuestra misión es seguir anunciando la Palabra del
Señor pero esto es hiere los sentimientos de todos nosotros".
"Para nosotros es un acto verdaderamente condenable y
quiero decir claramente que esto fue un acto planificado con mucha calma, la
persona, según me dijeron algunos laicos, pasó 20 minutos dando vuelta aquí
alrededor y después que tiró ese artefacto, él hasta planificó por dónde salir,
hay una verja que se nos robaron hace poco y por ahí salió, o sea que él
calculó todo: por dónde entrar, cómo hacerlo y luego por dónde escapar",
relató el jerarca de la iglesia católico.
En su intervención de medio día, la vicepresidenta Rosario
Murillo dijo que "lamentablemente se dio ese incendio, se combustionó, se
quemó la estructura de aluminio, las cortinas de tela y las flores que la
adornaban. Existencia de veladoras encendidas en el entorno de la Sangre de
Cristo se comprobó", sin embargo, el Cardenal Brenes aclaró que "no
había veladoras ahí…hay un apartado a un lado de la cúpula, ahí es donde están
las velas, dentro de la capilla no hay ninguna vela, tampoco hay cortinas"
debido a que la imagen era muy antigua y había que protegerla.