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Lejos del romanticismo: la vida del mariachi en tiempos de pandemia en Estelí

Serenatas pausadas por el coronavirus. Las voces y los instrumentos musicales de los mariachis estelianos ya no se escuchan con la misma frecuencia, ahora están a espera de llamadas que les permitan seguir celebrando la vida a través de la música.

Los mariachis se adaptan a la pandemia. Foto: Famnuel Úbeda/Radio ABC Stereo
Los mariachis se adaptan a la pandemia. Foto: Famnuel Úbeda/Radio ABC Stereo

Periodista Famnuel Úbeda
25-Junio-2020
Estelí-Nicaragua

Durante años La Fonda, una pequeña cantina, y los andenes de Casa Pellas, que se ubican a orillas de la carretera panamericana en la ciudad de Estelí, han sido los puntos de concentración y el escenario de los más de 50 hombres que viven de la música: "Los Mariachis".

Hoy por la pandemia del nuevo coronavirus, esta zona luce desolada, pues las trompetas, el violín, el guitarrón, acordeón y la guitarra están guardadas, a espera de que entre una llamada de contratación para hacerlos sonar, no en el acostumbrado sitio, sino en los jardines o porches de las casas.

La mayoría de los integrantes de estos grupos de mariachis llevan entre 10 y 40 años de carrera musical, pero ninguno tiene salario fijo, mucho menos un seguro médico o de vida. La búsqueda de la supervivencia los empuja a la calle, aún cuando existen el miedo y los riesgos de contagiarse por coronavirus. Todos usan cubre bocas como medio de protección, pero llega el momento en que deben quitárselas para iniciar, ya que con su voz interpretarán el repertorio por el que han sido contratados.

Don Felipe Picado Obando está a cargo del guitarrón pero también elabora instrumentos. Foto: Famnuel Úbeda/Radio ABC Stereo


Buscan cómo sobrevivir

La mayoría tiene compromisos económicos y familiares y eso les ha llevado a reinventarse, como don Felipe Picado Obando, quien lleva 20 años como guitarronista del Mariachi Monumental, pero ahora, mientras llega trabajo, desde casa se dedica a la fabricación y comercialización de instrumentos musicales. 

"Estoy haciendo unos instrumentos para tenerlos listos: guitarrones, vihuelas, guitarras, requintos. Los clientes vienen de varios lados, ahí vamos a la buena de Dios", explica don Felipe.

Una serenata de seis canciones al gusto del cliente tiene un costo de aproximadamente 1,500 córdobas en Estelí, pero esa cantidad se tiene que dividir entre los 6 u 8 músicos que pueden integrar el grupo de mariachis, lo que resulta insuficiente para cubrir las necesidades que cada uno puede tener en sus hogares, como las que enfrenta Gerónimo de Jesús Reyes Martínez, quien lleva 30 años tocando el acordeón. "No se ajusta, hemos estado prestando para comprar comida, pagar agua, pagar luz", admite Gerónimo. 

Para don Frank Antonio Montenegro su edad no es impedimento, tiene 70 años y ama ser mariachi. Foto: Famnuel Úbeda/Radio ABC Stereo


La música es su vida

Don Frank Antonio Montenegro, un hombre de 70 años de edad y guitarrista de mariachi, desde hace 40 años saca el mejor ritmo para complacer a sus clientes, aunque los ingresos ya no sean iguales. 

Él es una de las personas que está dentro de los grupos de riesgo a sufrir los efectos de la pandemia mundial, pero aún así sale a la calle, porque según él "sin la música, no puede vivir". "Por lo menos hacíamos, a la semana, unos 8, 10 trabajos, ahora hacemos 3, 4. Mis hijos me ayudan, como a uno le gusta esto yo camino en esto, ellos no quieren que ande ahorita por esto de la pandemia", manifiesta don Frank.  

En tanto, Mario Enrique Villareyna y Leydin Antonio Carrasco son dos jóvenes que no superan los 30 años de edad, ellos han crecido y vivido de la música. Ambos son padres de familia y según ellos hoy la vida de los artistas y la obtención de ingresos económicos es más compleja, pues cada vez tienen menos contrataciones.

Una llamada para hacer su presentación, con las medidas de distancia, es lo que esperan cada día los mariachis de Estelí. Foto: Famnuel Úbeda/Radio ABC Stereo


"La música es así, tal vez un fin de semana uno no toca nada, pero de repente lo llama un cliente y lo alivianó para toda la semana", admite Mario. Estos hombres con sus melodías y voces han servido de cupidos, reconquistadores de amor. Hoy se enfrentan a la vida tratando de adaptarse a los tiempos de pandemia.



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