Cuatro meses después de que registrar el primer caso de la nueva enfermedad en su territorio, Estados Unidos superó el miércoles por la tarde la sombría barrera psicológica de los 100.000 muertos por coronavirus. Alrededor del 6% de los 1,7 millones de personas que han contraído la Covid han fallecido, de acuerdo con los cálculos del centro de seguimiento de la universidad Johns Hopkins. El impacto ha sido muy desigual a lo largo del vasto territorio nacional: casi un tercio de las víctimas mortales se han registrado en el estado de Nueva York (29.302 en total, más que toda España o toda Francia a pesar de no llegar a los 20 millones de habitantes).
Al dolor por la dramática pérdida de vidas humanas se suma la inquietud de muchos estadounidenses por la falta de control de la epidemia a nivel nacional. Aunque el ritmo de contagios y defunciones se ha ralentizado, todo el país ha relajado en mayor o menor grado las restricciones y hay muchos ciudadanos que nunca se han tomado en serio la crisis, negada en primera lugar por su presidente, Donald Trump. En 24 de los 50 estados del país la epidemia está todavía fuera de control según un estudio del Imperial College de Londres.
Obsesionado con las cifras, el presidente Trump se ha aventurado varias veces a vaticinar cuál será la cifra total de muertos por la pandemia. Todos sus presagios se han quedado cortos. Primero habló de 50.000 o 65.000 muertes. Luego de 80.000, 90.000 o 100.000... De viaje a Florida para presenciar el (fallido) lanzamiento de la misión espacial tripulada desde suelo estadounidense en casi una década, la prensa esperaba anoche su reacción al último dato.