Honduras, El Salvador y Costa Rica se han convertido en los principales destinos de trabajo para muchos hombres y mujeres de la comunidad El Jocote, en el municipio de Palacagüina, departamento de Madriz. Gran parte de ellos perdieron sus empleos por el cierre de fronteras y las cuarentenas impuestas con el nuevo coronavirus.
Carmen Prado Matute tiene a su cargo dos nietos y para darles de comer tiene que ingeniárselas. Quien le enviaba remesa desde El Salvador se quedó sin empleo y para obtener algo de ingresos lava ajeno en la comunidad, lo único que recibe son cincuenta córdobas una vez a la semana.
Esta desesperada mujer asegura que para comprarse un jabón y una libra de azúcar, no tuvo más opción que vender unos chocoyos en 200 córdobas y espera que pronto se supere de esta crisis.
En tanto, don Gregorio López, de 60 años de edad, trabajaba como guarda de seguridad para una empresa procesadora de tabaco y en pleno inicio de la pandemia del coronavirus en Nicaragua fue uno de los que salió en el recorte laboral.
El desempleo y falta de recursos de don Gregorio ha comenzado a afectar la nutrición de sus hijos, según su esposa, hay días que no tiene nada que comer, ni existe maneras de ganar algo de dinero, ya que las fuentes de empleo están escasas.
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