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Un matrimonio de 60 años que ha sabido disfrutar del verdadero amor

Un amor para toda la vida. Don Natalio se enamoró de doña Felícita González cuando eran muy jóvenes, en cuanto tuvo edad para trabajar le propuso matrimonio. Con mucho respeto y apoyo esperan permanecer unidos hasta que la muerte los separe.


Periodista Famnuel Úbeda
14-Febrero-2020
Madriz-Nicaragua
Hace 60 años don Natalio Hernández conoció a doña Felícita González y le declaró su amor a primera vista. Fue un amor inocente, sincero y de respeto que inició entre los caminos de una comunidad de Telpaneca, en el departamento de Madriz.

Don Natalio asegura que Dios permitió que Felícita se convirtiera en su esposa, ya que hasta hoy permanecen juntos, después que los padres de su amada, concedieran el permiso de noviazgo y les dieran la bendición para su matrimonio.

Descripción

Mientras don Natalio sale a trabajar, en casa queda doña Felícita preparando unos ricos frijoles fritos. Foto: Famnuel Úbeda/Radio ABC Stereo

"Éramos vecinos, andábamos siempre en los mismos caminos, la miraba a ella diario, yo iba a pasear donde sus papás, así nos fuimos conociendo, enamorando, así que cuando yo estaba en edad de poder trabajar, le dije que estaba interesado en ella y que si aceptaba mis palabras de compromiso, entonces ella me dijo que tenía que hablar con sus papás", recuerda don Natalio.

Ellos se casaron en 1960 y formaron su nidito de amor en la comunidad El Coco, en el municipio de Quilalí, Nueva Segovia, donde hoy no tienen grandes riquezas económicas, pero sí respeto mutuo y solidaridad todo el tiempo, haciendo de su relación un amor eterno.

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Descripción

Don Natalio y doña Felícita esperan permanecer juntos hasta que la muerte los separe. Foto: Famnuel Úbeda/Radio ABC Stereo

Don Natalio y doña Felícita procrearon cinco hijos (tres mujeres y un varón), ninguno vive con ellos, ya que son de los que ponen en práctica la frase que dice: " el casado, casa quiere", por ello don Natalio sigue trabajando como jornalero en el campo para llevar el sustento del día a su hogar.

Mientras tanto, en casa espera su reina con unos frijolitos fritos con tortilla para sentarse juntos a comer y conversar, lo que según ellos es lo que más disfrutan de estar juntos.

Ambos agradecen a Dios cada segundo de su vida y esperan permanecer unidos hasta que la muerte los separe. "Nosotros crecimos junto, arreglamos nuestras vidas y ahora estamos esperando hasta el día que muramos", sostiene doña Felícita, quien entre risas aún recuerda cómo la conquistó su esposo.

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