Pantalones, camisetas, vestidos, chaquetas, juguetes y artefactos electrónicos, es parte de lo que se puede encontrar y comprar en un centro de distribución de ropa usada, que en tiempos difíciles, se convierten en tiendas de gran interés para una buena parte de la población.
Echar andar un negocio de ropa de segunda puede ser un trabajo divertido y gratificante para quienes se encuentran en el desempleo.
En la ciudad de Estelí son incalculables las tiendas de ropa y zapatos usados, pero existen comerciantes que lo hacen de forma itinerante, es decir, de casa en casa, uno de ellos es Luis Rodolfo Salgado, quien recorre barrios y comunidades completas para ubicar las prendas y ganarse algo de dinero.
Cada miércoles y sábado, decenas de personas hacen fila en un centro de ropa usada para buscar piezas para reventa. Foto: Famnuel Úbeda/Radio ABC Stereo
Luis Rodolfo no tiene capacidad económica para comprarse una paca completa, pero hace fila como muchos en una tienda local para comprar artículos y luego revenderlos, actividad que realiza desde hace unos 10 años, es así como se gana la vida.
"Sacamos zapatos, edredones, sabanas, suéteres, sudaderas, de todo. Aquí vengo todos los miércoles y sábado para luego ir a vender a las montañas del lado de Matagalpa, para aprovechar la temporada de los cortes de café, ahí la gente compra más", explicó Luis Rodolfo a Noticias ABC.
Luis Rodolfo Salgado viaja hasta comunidades de Matagalpa para ofrecer la ropa usada. Foto: Famnuel Úbeda/Radio ABC Stereo
Clientes en las montañas
En tanto, doña Carmen Siles, una mujer de 65 años, aprovecha algunas piezas de extra talla para modificarlas, no estudió diseño de modas, pero la necesidad de ayudarse económicamente la impulsó a emprender este negocio hace unos 20 años.
Mientras doña Carmen pedalea y modifica las piezas en la máquina de costura, su esposo Juan Alberto López, un hombre de 81 años, se interna entre las montañas de Estelí y Jinotega para vender las piezas, además de mosquiteros que doña Carmen ha elaborado.
"Yo confecciono las cosas para que mi esposo salga a vender: los mosquiteros, sabanas, manteles. Todo eso se lo encargan en el campo, yo los elaboro y él los lleva a vender, ha sido nuestro medio para vivir, de eso compramos comida, pagamos agua y luz", contó doña Carmen a Noticias ABC.
Doña Carmen Siles trabaja en máquina de coser para que su esposo salga a vender. Foto: Famnuel Úbeda/Radio ABC Stereo
Don Juan Alberto tiene problemas artríticos y una fractura en uno de sus pies, pero la necesidad de comprar alimentos, pagar servicios básicos y medicinas lo impulsan a seguir trabajando como comerciante.
"Lo que hago es comprar la ropita de segunda e irla a revender, camino por las montañas vendiendo, aunque me dicen que es peligroso, pero yo tengo valor y hasta la vez no me ha pasado nada", dijo don Juan Alberto.
"Voy a la costa, una vez al mes, a Jinotega cada 20 días, a Miraflor viajo cada 8 días, porque es más cerquita. Hay tiempos que se vende poquito pero en época de producción, como los cortes de café, se vende bastante", comentó.